domingo, 18 de mayo de 2008

Igualdad

¿Somos todos los hombres iguales? No hay una verdad radical ante esta cuestión, ya que, esencialmente, todos las personas tenemos algo en común. Es innegable que por encima de nuestro color, raza, sexo o religión somos personas. Pero, en la práctica, yo no soy como tú, ni tú eres como yo.

El ser humano está constituido por ambas caras, sería una injusticia que su 'parte genérica' se convirtiera en una asesina, en una tapadera de la 'parte individual'. Al mismo tiempo, aquel que reconoce tan solo la existencia de su 'parte individual', está ciego. Todos somos distintos, pero somos iguales. Todos somos iguales, pero somos distintos. Es, como diría Freud, el super-yo (parte genérica), y el ello (parte individual); como diría Nietzsche lo apolíneo y lo dionisíaco; como diría Kant, a priori y a posteriori; como dijo Ortega, la función intelectual y la función vital...

El punto en que confluyen estas dos fuerzas opuestas y contrarias es la fuerza primigenia: la vida.