lunes, 1 de diciembre de 2008

El Romanticismo en la actualidad

Como ya sabemos, el Romanticismo fue, además de un movimiento cultural, sobre todo una actitud vital. Una actitud que reaccionó contra la Ilustración que ponía a todos los hombres a la misma altura, basándose en la fraternidad y la igualdad por medio de derechos inalienables, garantizando la supremacía de la razón frente al sentimiento, la fe y la superstición. El Romanticismo quería recuperar los valores individuales y subjetivos frente al deseo anterior de igualdad, en una valoración de la persona, no en su esencia, sino en su singularidad, como eje capaz de mover el mundo. Y es obvio que este tipo de pensamientos han calado en nuestra sociedad actual, bien como literatura, bien como filosofía.

El individualismo ha supuesto una valoración positiva de la diferencia y del deseo de diferenciación, por eso los románticos preferían a aquellas personas, que como decía Nietzsche, se salían de la 'masa' o del 'rebaño', pues eran capaces de crear un estilo propio. Este elemento se encuentra muy presente hoy en día relacionándose, por ejemplo, con la aparición de tribus urbanas muy minoritarias como pueden ser los góticos, que se alejan del convencionalismo social para crear su propia forma de vestir o su propio modo de vida. Podríamos incluso relacionar este valor romántico con la aparición del movimiento bohemio, personas artistas y creadoras (que como veremos más adelante son de suma importancia en el Romanticismo) cuya preocupación no es la ostentación estética y material de la sociedad sedentaria burguesa, sino la vivencia de valores propios y el enriquecimiento cultural.

Por motivos de diferenciación, muchas personas son objeto de burla; en este aspecto creo que deberíamos aprender mucho del Romanticismo para valorar la diferencia y la rareza, en una actitud tolerante, que incluso debería aplicarse a diferencias étnicas para así evitar posturas como el racismo.

El individualismo romántico afecta también al ámbito del pensamiento. Filósofos como Nietzsche (uno de los principales representantes de la actitud romántica en muchos aspectos) defendían a aquellas personas que eran capaces de romper con la moral convencional para convertirse en artistas, en dueños creadores de una moral propia. Esto, en la actualidad, es muy criticado, porque puede dar lugar a posturas relativistas o incluso egoístas. Hemos de tener en cuenta que gran parte del subjetivismo que encontramos hoy en día, (la defensa de 'mi verdad' sin tener en cuenta la opinión del resto), tiene su origen en el Romanticismo. No obtante, quiero destacar que muchas de las personas que atacan a esta interpretación propia de la realidad, no saben que incluso ellos están adoptando una perspectiva relativa. En una valoración de la diferencia, como he dicho antes, creo que sería necesario aceptar este relativismo con una actitud tolerante, es decir, darnos cuenta de que cada persona tenemos una visión de la realidad, e intentar enriquecerla con las opiniones ajenas.

Este deseo de diferenciación también se encuentra en el ámbito cultural. Los Románticos exaltaron los valores nacionales frente al cosmpolitismo ilustrado, lo que dio lugar a movimientos nacionalistas, en Alemania, en Inglaterra o incluso en España, donde comenzó la recuperación cultural de Galicia, Cataluña o el País Vasco. El nacionalismo es un problema bastante grave en la actualidad. No hay una postura intermedia que permita racionalizar su comprensión. Por un lado encontramos a personas que lo denostan completamente, considerándolo algo atrasado y medieval, y por otro lado encontramos una defensa suprema del mismo, que lleva incluso a actos violentos. El nacionalismo, en mi opinión, no es algo que haya que erradicar completamente, porque cada cultura es distinta, y cada cultura posee elementos positivos que han de ser comprendidos o incluso aplicados. Es más, no se puede erradicar, pues todo el mundo se siente apegado a las características que les son propias. Sin embargo, tenemos que tener también en cuenta que en esencia, las personas, las naciones tenemos muchos rasgos en común, y es un error tomar posturas entocéntricas, las cuales pretenden una imposición de los ideales propios frente a los demás. Este es el principal problema del nacionalismo, que viene asociado a muchos movimientos fascistas o comunistas del siglo XX, los cuales pretendían imponer 'su verdad' a los demás. El nacionalismo, como todo, ha de ser objeto de una actitud tolerante y moderada.

El Romanticismo también supone una defensa a ultranza de la libertad, lo que dio lugar a rebeliones a lo largo de todo el siglo XIX para crear un Estado Constitucional frente al Antiguo Régimen. En la actualidad, muchas naciones están luchando para encontrar la libertad, acabar de una vez con las dictaduras (de ambos signos) y así desarrollar un régimen democrático basado en el respeto y en la garantía de los derechos del hombre. Y aquí es donde vemos de verdad una continuidad y no solo una oposición entre el Romanticismo y la Ilustración. La Ilustración fue la creadora del concepto de 'derecho humano', pero fue el Romanticismo, quien, en una actitud rebelde y crítica, trató de defender esta idea a lo largo del siglo XIX. Así, la democracia tuvo grandes activistas como Mariano José de Larra, que incluso llegó a ser diputado.

La rebeldía y la libertad, hoy en día, ha llegado incluso a los hogares, donde muchos jóvenes se enfrentan a sus padres. Creo que esto tiene aspectos positivos o negativos. Por una parte, es necesario pues los jóvenes poseen un mundo muy distinto al que tienen sus padres, el cual debe ser comprendido. Además muchos jóvenes poseen a madurez necesaria para elegir por sí mismos, y ejercer su libertad sin necesidad de límites o normas. No obstante, la carencia de límites en muchas ocasiones puede ocasionar desastres familiares, desastres cuyos culpables son padres despreocupados y apáticos.

La libertad también fue entendida en el Romanticismo de modo diferente a la Ilustración. Mientras que ésta deseaba racionalizarla, éste fue el encargado de introducir un matiz de sentimiento, impulso o instinto. Y es aquí donde entramos en otra de las realidades radicales del Romanticismo, ésta es la fuerza del sentimiento. Sentimiento entendido no solo como 'algo que sentimos' sino también, como 'algo que deseamos' es decir, el mundo irracional o inconsciente que grandes psicólogos como Freud supieron valorar. Esta exaltación puede llevar de nuevo a posturas extremistas en la sociedad actual, en la cual existen personas que siempre hacen aquello que les apetece sin tener en cuenta el daño o perjuicio a los demás. De nuevo, hay que tener en cuenta que somos un individuo encajado en una sociedad, y que en muchas ocasiones no debemos ser un 'lobo' para los demás pues esto puede hacer que seamos 'lobos' contra nosotros mismos.

Vero, creo que esto es suficiente para orientarte un poquito en el trabajo. Creo además que de la frustración y el desengaño como causa del suicidio (muy frecuente en la actualidad) entiendes mucho y que además está bastante explicado en el artículo. Las personas que tratan de ser diferentes chocan con el mundo, y este choque es tan fuerte a veces, por la falta de comprensión de su diferencia, que acaban en la locura o en el suicidio. Espero que te haya servido. Besos. Continuaré este artículo más adelante.

miércoles, 9 de julio de 2008

Falling Inside The Black

'No puedo', repetí yo, cansado de que mis inútiles esfuerzos no diesen resultado, exhausto porque la vida se empeñaba en manejarme como a una marioneta.

'Cállate', resonó su voz, fría como el hielo. 'No sé cómo durante un tiempo pude creer en ti, no sé ni cómo se me pudo pasar en la cabeza confiar en tus posibilidades. Como siempre, demuestras constantemente debilidad, en todos tus actos, incapaz de poner soluciones, únicamente masturbándote con tu dolor...'

'¡Mentira!¡No quiero seguir escuchándote! Es muy fácil dar consejos cuando no tienes que aplicártelos, ¿verdad? ', repliqué, deseando que esa voz expirara.

'¿Ah sí? Tú qué sabes de mí... Ni siquiera te has parado a pensar en ti mismo... Si no te conoces a ti mismo, ¿cómo pretendes conocerme?'. Durante unos instantes, no supe que contestar, pues la verdad me atravesaba como una aguja...

'Yo nunca gocé de salud para conquistar mis horizontes, necio', continuó él. 'No puedes dar pie a tu impulso espiritual si tu cuerpo actúa como una cárcel'.

'No te necesito, Friedrich. Todo lo que he conseguido desde que sigo tus consejos ha sido sufrir...'

'¿Te has parado a pensar lo que hubieras sufrido sin hacerme caso? El problema es que eres incapaz de actuar por ti mismo, todavía eres esclavo de la masa, del rebaño que condiciona tu mente y aplaca tu alma... Sólo eres un cobarde, con delirios de grandeza. La grandeza no se hace, se lleva en la sangre. Hasta que no tengas este sentimiento, hasta que no sepas que puedes superar todo aquello que se te presente, serás un inútil. La aristocracia, la sangre noble es arrogante porque es capaz de sentir a sus enemigos como inferiores. ¿Olvidas que únicamente se odia a aquello que está por encima de nosotros, que solo lo envidiable puede ser despreciable? Ni siquiera olvidas, pues nunca lo supiste. Me das asco. Hasta nunca.'

'¡No!¡Friedrich!¡Vuelve!' , grité y grité, viendo como su figura se evaporaba en la oscuridad y se fundía con ella. Y con la oscuridad vino el miedo, la soledad. Mis ojos no conseguían acostumbrarse a la penumbra, y mi piel no podía soportar el frío que inundaba la sala. Lo único que hacía desaparecer esa sensación eran las abrasadoras lágrimas que recorrían mi cara. Me cerré sobre mis rodillas, sentado en el suelo, respirando, aferrándome a cada inspiración como si fuera lo único que me quedara... y cerré los ojos...

'¿De verdad no tienes nada? ¿Qué pasa, tú no eres nada?' Me repetía a mí mismo en sueños. Algo me dijo que debía levantarme, quizá aquello que llamamos instinto. Y grité con todas mis fuerzas.
'Mientras mi yo subsista, mientras siga siendo libre, no pereceré.'

Él apareció en la oscuridad, y me sonrió como un maestro sonríe a su pupilo cuando progresa en su actividad. 'Veo que todavía te queda un poco de amor propio. Acércate, rebelde.' Susurró con voz pausada mientras me tendía la mano.

'¿Todavía seguimos siendo...?'

'Socios, sí.'- me cortó aquel hombre, enchido de orgullo.

Cuando le di la mano, la aferró fuertemente entre sus dedos. Él comenzó a reír, y yo le acompañé, rompiendo nuestras carcajadas el silencio de la noche.

domingo, 18 de mayo de 2008

Igualdad

¿Somos todos los hombres iguales? No hay una verdad radical ante esta cuestión, ya que, esencialmente, todos las personas tenemos algo en común. Es innegable que por encima de nuestro color, raza, sexo o religión somos personas. Pero, en la práctica, yo no soy como tú, ni tú eres como yo.

El ser humano está constituido por ambas caras, sería una injusticia que su 'parte genérica' se convirtiera en una asesina, en una tapadera de la 'parte individual'. Al mismo tiempo, aquel que reconoce tan solo la existencia de su 'parte individual', está ciego. Todos somos distintos, pero somos iguales. Todos somos iguales, pero somos distintos. Es, como diría Freud, el super-yo (parte genérica), y el ello (parte individual); como diría Nietzsche lo apolíneo y lo dionisíaco; como diría Kant, a priori y a posteriori; como dijo Ortega, la función intelectual y la función vital...

El punto en que confluyen estas dos fuerzas opuestas y contrarias es la fuerza primigenia: la vida.

viernes, 18 de abril de 2008

Amaranth

sábado, 12 de abril de 2008

Liberado

Alcé mi vista con una mirada encolerizada. A pesar del dolor y de las náuseas me sentía embriagado de poder, como si mi sangre corriese más deprisa por mis venas. Las cadenas tiraban más y más fuerte.

'¡Os odio!' Grité arrancándome las cadenas que sujetaban mi brazo izquierdo. El suelo se tiñó de un reguero de color carmesí. Apreté los dientes intentando olvidar aquella sensación. Entonces un sonido retumbó en toda la habitación. Una decena de cadenas enormes y pesadas se dirigían hacia el brazo que acababa de liberar para intentar sujetarlo.

'No te desesperes. Sentí la voz en mi interior. 'Recuerda que es mejor morir en pie que vivir arrodillado'.

'No lo hago... solo intento...'

'Hazlo o no lo hagas. Pero no lo intentes', siseó aquel yo oscuro.

Y ahora multitud cadenas se abalanzaron sobre mi rostro para sujetar mi lengua y mis labios. No. No me arrebatarían la fuerza de la palabra.

'Dios ha muerto' Los grilletes de mi boca se rompieron en mil pedazos ante aquella blasfemia. No era solo fuerza física. Lo más importante para salir de aquel mar de desesperanza era la fuerza del espíritu. Confianza, firmeza, determinación, orgullo, nobleza, altivez. Sangre aristócrata. Voluntad de poder.

'Únicamente los débiles se niegan a luchar contra su propia vida. La vida es trágica. Pero es lo único que tenemos. Tan solo es un breve paréntesis entre la nada y la nada. Y tengo claro que no quiero servir más a la nada. No quiero ser paciente. Quiero ser danza, devenir y desenfreno. No quiero ser compasivo. Quiero ser tramontana, tempestad, una fuerza implacable. No quiero ser piadoso. Quiero venganza, si es necesario, pero no rencor. Quiero orgullo, soberbia, suficiencia y determinación. No humildad. El gusano se retuerce y se dobla. Cosa que le conviene, pues reduce la posibilidad de ser pisado otra vez. Dicho en el lenguaje de la moral: humildad. Yo no quiero retorcerme ni doblarme. Yo quiero poder. No para dominar. No para sufrir. El poder material es demasiado simple. Quiero tener el poder de vivir.'

Con todas mis fuerzas resquebrajé los eslabones que aún me controlaban. Me sentía el rey de la selva, el dueño de mí mismo, un rugido implacable, el rugido de un león. Mis músculos se tensaron. Mi piel se desgarraba y mi vista comenzaba a nublarse por el dolor. El amargo tacto de la sangre tibia. Y la marejada de cadenas que avanzaba se detuvo, cayendo al suelo con un enorme estruendo.

Caía. Caía sin remedio. Caía hacia el silencio, hacia la negrura. Hacia la nada.

lunes, 24 de marzo de 2008

¿Por qué la vida...

... es tan maravillosamente absurda?

miércoles, 5 de marzo de 2008

Dormido

Todo es paz, armonía y equilibrio. Las fontanas de alabastro expulsan miel, las flores despiden su aroma y el aire se cubre de silencio. El sol es de algodón, los ríos de agua cristalina. Todo es tan perfecto...

'Y sin embargo tan vacío...'. Escuché a mi alrededor, sentado en la vereda. Una sombra relampagueó en el fresno que llevaba observando durante un buen rato. Decidí levantarme, para observar más detenidamente lo que había ocurrido, pero donde antes se alzaba un fresno, ahora vigilaba un ciprés.

Me alejé de allí asustado, y corrí hacia el campo de amapolas. Los pétalos rojos me envolvieron cálidamente y olvidé aquella sensación de inquietud y aprensión. Me dejé caer sobre la mullida alfombra carmesí y cerré los ojos. Todo aquello era tan necesario...

'Y sin embargo tan insidioso...'. Abrí los ojos rápidamente. A mi alrededor, multitud de calaveras me sonreían socarronamente . Grité y huí de aquel lugar hacia el lago. Me zambullí sin pensarlo en sus aguas tibias insípidas y dulces a la vez. Aquellas aguas cristalinas. Aquellas aguas granates, amargas y calientes. Sangre.

'¿Por qué escupes tu propia esencia? ¿Por qué te escupes a ti mismo, mortal?' Otra vez el sonido quejoso e irónico.

Tenía que salir de allí. El corazón me latía con fuerza. Estaba corriendo sin rumbo, y todo pasaba fugazmente a mi alrededor. Los árboles, las montañas, los mares, los campos... Hasta que todo dejó de girar. Seguía corriendo pero la imagen se había detenido en un cementerio. No conseguía avanzar, a pesar de que mis músculos seguían en movimiento.

'No puedes esconderte, gusano. Contempla la podredumbre de tu mundo inmortal. Tan solo es un sepulcro ornamentado cuando su interior está marchito . Solamente tienes que mirar tus dedos, tus manos y tu cuerpo.'

Al recibir la advertencia de aquel susurro de cristales rotos, observé detenidamente mi brazo. De él partían finos ebras transparentes. Y ya no solo de aquella parte del cuerpo. Todos y cada uno de mi músculos estaban sujetos por millares de hilos que se extendían hacia el cielo. Fue entonces cuando lo vi. Una mano esquéletica tirando de cada uno de los cordeles hacían que siguiera moviéndome inútilmente en la imagen detenida del cementerio.

'¿No nos creo Dios a su imagen y semejanza? ¿Por qué iba a carecer de osamenta? ¿Es demasiado horrible para su majestuosidad?'

Comencé a llorar. Aquello era demasiado terrible para ser cierto. Y sin embargo parecía tan real... Endebles castillos de falsas esperanzas derruidos...

'El hombre es superior a Dios, porque el hombre, en su grandeza, creó a Dios a su imagen y semejanza. Rompe las barreras. Supera los límites. Vive tu vida. Dios eres tú, pues tu yo es tu Dios'.

La sombra que antes había visto arrancó fugazmente los hilos que me ataban.

'Dios ha muerto'

domingo, 2 de marzo de 2008

Perturbado

Me pesaban los párpados como si estuvieran hechos de mármol. Cada vez que intentaba hacer un esfuerzo por abrir mis ojos venían aquellas punzadas insoportables que antes de dormir había sentido por todo mi cuerpo a causa de las cadenas. Lo comprendí. Aunque no podía verlo, sabía que mis párpados también estaban sujetos al suelo por una mínuscula cadena de hierro. Ni siquiera podía llorar, porque las lágrimas se aglutinaban en mis pupilas y presionaban mis ojos provocando un dolor insoportable.

'No te duermas'. Una voz susurró en mi interior. Era profunda y fría, como el sonido que hace el viento al introducirse en los recovecos de una catedral abandonada. Extrañamente familiar, punzante como astillas de hielo, sarcástica como la sonrisa de la muerte. Pensé que nunca jamás quería volver a oírla. Pero pronto descubriría que no sería tan fácil librarse de ella. Daba miedo.

'¿Qué te pasa?¿Tienes miedo?' No. No quería responder a esa pregunta. Solo quería que el dolor de los grilletes volviese a mi cuerpo para olvidar ese sentimiento, esa sensación de terror a lo desconocido.

'Pobrecito. ¿Estás seguro de que quieres seguir gobernado por esas cadenas?'. Tampoco contesté. Solo me preguntaba como podía estar adivinando cada una de las cosas que pensaba, como fantasma del pasado, del presente y del futuro. Un viento gélido agitó mi pelo y un escalofrío ascendió hasta mi nuca.

'Eres un cobarde. Solo estás aceptando un destino inexistente. Te niegas a escuchar porque prefieres esconderte en tus sueños más remotos, más profundos, simplemente para olvidar tu situación. Simplemente para olvidar tu vida. No quieres recordar que estás encadenado como un vulgar delincuente por un delito que probablemente no cometiste. La esperanza no es un principio pasivo. No basta con pensar. Hay que ser. ¿Esperas a que alguien te libere? ¿Por qué? ¿Acaso tú, hombre que se cree caritativo, bondadoso y piadoso, te arriesgarías a liberar a un hombre encadenado? Y si lo hiceras, ¿no lo harías para que alguien te debiese un favor?. Cuántas veces con la apariencia de acciones piadosas engañamos al diablo mismo.

Eres débil, un incapaz de controlar su propia vida: rechazas tu cuerpo y todo lo que en él nace, adoras tu mente porque te esconde de tu cuerpo y adoras a un dios muerto, que cubre tu mente. Eres débil porque careces de odio. Eres débil porque careces de amor. Eres débil porque careces de ideales. Lo que tú crees ideales solo son ideas podridas en un mundo de ensueño, inalcanzable porque no existe. Eres débil porque solo piensas en ese mundo, negándote a ti mismo y a tu verdadera existencia. Estás encadenado . Los verdaderos héroes, las leyendas son las que creen en su vida. Yo quiero ayudarte a vivir tu vida, solo tú eres dueño de ella. Quiero que seamos socios...'

'¡Callate!' Grité sin pensar. Y de nuevo esa brisa helada traspasó mi cuerpo. 'Eres un egoísta.' Me decía para mis adentros. 'Yo quiero vivir como los demás mi vida es la de todos y no puedo ser distinto. Solo siendo siervo de estas cadenas me siento libre y hago el bien. El sufrimiento y la contingencia del mundo reclaman que exista un mundo universal, y necesario en el que el orden y el equilibrio...'

'Además de débil eres un necio. El mundo es el que es y solo tú puedes decidir aceptarlo y vivirlo o resignarte y morir resignado, como un camello que soporta su carga, la que él cree su honorable carga, que en realidad es un lastre absurdo que en última instancia te hace perecer con la esperanza de un mundo mas justo, de una recompensa. Dime, ¿No es más honorable buscar la justicia? ¿Quién eres tú para hablar de la libertad? ¿Quién eres tú para hablar del bien y del mal?' Cuestionó aquella voz árida. 'Es demasiado pronto, para pensar en la libertad'. Volvió a sugerir.

'No quiero escucharte más. Vete ahora y nunca vuelvas'. Sentecié.

'¿Estás seguro?'. Susurró aquella voz lánguida y sensual. 'Podemos hacer muchas cosas juntos. Sí. Podríamos hacer grandes cosas. Embriagarnos de todo aquello que tus cadenas te niegan. ¿Qué prefieres? ¿Orgasmos? ¿Amor? ¿Placer? ¿Fama? Sí. Grandes cosas... Toma mi mano y sígueme. Solo necesitas creer en mí. Y yo solo soy tú. Cree en ti y te concederé el poder. Vamos. Seamos socios. Siente el poder.'

'No'. Pero como un filtro incorpóreo la voz penetraba en mis tímpanos. Me picaba la curiosidad. Lo quería.

'Lo quiero todo... y lo quiero ya'. Afirmé, sonriendo. 'Sea pues'. Y una cuchillada de hielo atravesó mi pecho. El calor recorrió mi cuerpo. Un ardor frío, el que producen las heladas noches de invierno. Es el frío que corta la piel y siega las venas. Entonces las cadenas volvieron a tirar de mí arrancándome un alarido de dolor que recorrió toda la celda.

miércoles, 20 de febrero de 2008

Encadenado

Estaba solo. Intenté hacer un esfuerzo por atisbar alguna figura, pero en aquel sombrío lugar había tan solo una chispa de luz aportada por el cielo nocturno, que se escurría entre los barrotes de una pequeña ventana.

Los músculos de mis hombros ardían y mis ojos comenzaban a acostumbrarse a la oscuridad de aquella sala cerrada por ladrillos grises, teñidos de un tono azul eléctrico. Mis brazos, convertidos en rastrojos de piel y de carne estaban extendidos, sujetados por unos grilletes y soportando el peso de todo mi cuerpo. Estaba colgado como un mísero saco de huesos. Las piernas oscilaban varios centímetros por encima del suelo. Traté de moverme para desentumecer mi cuerpo, pero un dolor intenso recorrió mi espalda y dibujó una mueca en mi rostro.

Escocía. Clavada en las vértebras de mi cuello, como un cristal introducido en la piel, se hallaba una cadena que se difuminaba en el techo. Forcejeé con mi muñeca derecha, para comprobar, para mi desánimo, que era imposible liberarse de los grilletes. Impávidos, se reían de mis vanos intentos por salir de aquella cárcel de hiel . Entonces, una fuerza sobrehumana comenzó a tirar de todas las cadenas. Como un muñeco de trapo, me movía al son de su música. Ella marcaba mis movimientos, decidía por mí cómo debía de actuar.

Eran las dueñas del juego. Yo simplemente fui una de sus fichas, que o comía o era comida. En el momento en que quisieran dejar de jugar podían quebrantar mi cuello y convertirme en polvo. Y ellas, como yo, éramos completamente conscientes de ello.

Un estruendo retumbó en toda la sala. Antes de que pudiese darme cuenta, una nueva cadena había traspasado mi piel y se había adherido a mi pecho. Las náuseas inundaron mi cuerpo, y la cabeza comenzó a darme vueltas ante un dolor que se extendía como el agua sobre la arena. Entonces me desmayé, cayendo en un profundo sueño.

domingo, 20 de enero de 2008

La Iglesia y el Estado

Las paredes del monasterio retumbaron con los pasos de Guillermo de Baskerville. La roída túnica se movía en el aire de forma sinuosa mientras los decididos ojos del monje miraban hacia el frente, sin pestañear, buscando una puerta. La puerta. Pomo de bronce desgastado por el uso. Madera de fresno resquebrajada por el paso del tiempo, la caducidad del mundo.

Todavía le quedaban tres oscurros corredores por recorrer y luego debía girar hacia la izquierda. Allí la encontraría. El sudor le resbaló por la frente y el cansancio comenzó a hacer mella en sus piernas. Pero debía seguir adelante si quería saber la verdad. Así que intentó caminar más deprisa, intentando silenciar al máximo sus movimientos, para no despertar a los agustinos.

Por fin se alzó ante él la entrada al baluarte de la sabiduría. Aquella mezcla de emoción y de paz hizo que relajara por un momento los dedos de su mano izquierda. El candil resbaló y cayó al suelo con el estrépito que hace un trueno al rozar la tierra. Guillermo se detuvo en seco y trató de apagar el cirio con el pie, sin hacer ruido. Fue entonces cuando escuchó una voz grave al otro lado de la antigua puerta de la biblioteca.

Arigato

Nada. Mucho tiempo sin escribir en el blog pero ahora saco dos minutos porque quiero agradeceros ese viernes 18 de enero. Fue genial. Gracias por estar ahí.

lunes, 5 de noviembre de 2007

Tú, puta

Puta la vida. Putos los sueños, puto el corazón, puta la razón, putas las mujeres, putas tus miradas, putos los quehaceres, putas las baladas. Puto tu cariño, puta la alegría, puto el merecer, puto el vivir, puta la emoción, puta la amnistía. Puto el amor, puta realidad, puto el pasado, puto el ayer, puto el dolor, puta la vanidad, puta la mentira, putas las falsas esperanzas, puta la bondad, puta la ayuda, puta la templanza, puta la valentía, puto el calor, puto el frío, puta tu vida, puto el favor, puta la gracia, puta la broma, puta tu locura, putos los sentidos, puta la ensoñación, puta la maldad, puto el sexo, puta sociedad, puto el SIDA, puta la carne y la mente, puta la vida. Puto el color, puto el aburrimiento, puto el demente, puto el cuerdo, puta la ignorancia, puta la nescencia, puta la estupidez, puto eres tú, puta es ella, putas las puñaladas, puto el cáncer, puto es el dinero, putas las llamadas, putos los te quieros, puta la muerte, putos los sinceros, puta la amiga, puto el amigo, puta la vida.

jueves, 1 de noviembre de 2007

Nocturnal Romance

Las notas de aquel piano hiceron eco por todas las paredes de la iglesia del cementerio, como fantasmas desperezándose ante el nacimiento de la noche. Era una música, triste, melancólica, despedida de las últimas horas de aquel día treinta y uno de octubre. Entre la amargura de los sonidos se escuchaba el tímido sollozo del joven que estaba tocando. Las lágrimas resbalaban por sus pálidas mejillas y, finalmente, parecía que se reían de su lamento cuando caían y jugaban entre las teclas del instrumento.

Solo intentaba recordar. Cómo sucedió. Por qué sucedió. Odiaba su mísera existencia, pero sabía que había emprendido un viaje sin retorno, que le alejaba cada vez más de su anhelo más profundo.Un dolor punzante sacudió sus sienes. Volvió a ver sus ojos, en su mente. Pero la imagen desapareció como las ondas en el agua. Detuvo sus dedos y la melodía dejó de sonar.

Una adolescente morena se arrodilló ante la lápida. Depositó unas rosas, y retiró las flores marchitas que reposaban sobre la fría piedra. El rojo aportaba una nota de color en aquel gris y silencioso mar de muerte. Cerró los ojos. Axel Valantine (1799-1816). Todavía podía contemplarla entre la oscuridad de sus párpados. Finalmente se puso en pie. Comenzó a caminar entre las olas de ese mar de cadáveres. La caducidad del cuerpo, el poder de la muerte que siega las almas y las convierte en polvo. Sus pasos gimieron en la fría escalera del campanario. Atravesó el umbral de la puerta y su vestido negro rozó el metal de las campanas. Cuando subió a la barandilla, el viento gélido agitó su pelo y su ropa, mortaja de vida, presagio de final. Un paso al frente. Los helados vientos traspasando su fina piel como cuchillas, la velocidad desgarrando su rostro al igual que un chirrido corta el silencio. Un ruido sordo. La noche se rompió en mil pedazos. Solo seis minutos después doce campanadas hacían realidad el suicidio de un ángel negro.

Despertó suavemente, acunada por las notas de un piano, que susurraban en el cementerio palabras de paz. Le dolía un poco la cabeza, estaba aturdida, pero ahora se sentía viva. La melodía hacia que sus piernas se moviesen solas, una atracción incontenible la hacía acercarse cada vez más al instrumento que la cantaba. Atravesó la puerta de una iglesia. Y le vio. Se acercó despacio. No quería interrumpirle. Besó su cuello y el joven desafinó.

-¿Me esperabas? - preguntó la joven.

-No. Te echaba de menos. Pero ahora ni siquiera la muerte podrá separarnos.

Feliz Noche de los Difuntos.

lunes, 22 de octubre de 2007

Hasta siempre...

El pasado sábado azotó las ondas españolas una desgarradora noticia. Juan Antonio Cebrián, un periodista, un escritor, un genio, murió porque un infarto acabó con su vida a los 41 años. Tan solo quiero dedicarte estas líneas, Juan Antonio, donde quiera que estés, porque para mi fuiste más que un locutor de radio, fuiste quien me acompañaba en las largas horas nocturnas, vacías y oscuras y quien aportabas una nota de color a los sueños con tu cálida voz y tus apasionantes historias. Me descubriste la historia, me firmaste tus libros que me han enseñado tanto y me han ayudado a comprender un poquito más de nuestro pasado. Durante mucho tiempo has sido un ídolo, un maestro para mí, pues convertías todo en algo ameno y divertido y hacías que todo cobrara sentido, no solo por lo que contabas sino por cómo lo contabas. Así pasé muchas noches escuchando tu programa, La Rosa de los Vientos, y los misterios que desvelaba junto con tus colaboradores. Me encantaba oír esa música que iniciaba tu momento, ese 'sonido inconfundible', como tú lo llamabas y que me preparaba para oír todo lo que querías contarme. Por todo esto, Juan Antonio, quiero despedirme de ti y quiero que sepas que cada vez que abra uno de tus libros y oiga alguno de tus Pasajes de la Historia me acordaré de ti y de que fuiste más que un maestro, un amigo. Hasta siempre.

miércoles, 10 de octubre de 2007

The Islander

El isleño terminó de atar las velas al mástil de su pequeño barco. Se limpió las gotas de sudor de su frente con la manga de su cazadora de cuero negro y se sentó en el suelo. Estaba anocheciendo y a la medianoche partiría. Contempló la inmensidad del mar que se extendía ante sus ojos y un escalofrío recorrió su cuerpo y se detuvo en su nuca. Aunque el agua estaba completamente en calma y la luna cada vez más alta en el cielo; no podía evitar tener miedo. El viaje que quería emprender no tenía retorno. Dejaría su isla para siempre. Diría adiós a todo lo que allí se quedaba, solo quería marcharse para nunca volver. Era lo único que podía dar sentido a su vida.

Encendió su pipa con lágrimas en los ojos. No conseguía evitar estar triste a pesar de todo. Sabía que en su trayecto le esperaban tormentas, noches a la deriva, navegaciones sin rumbo y días de viento fuerte. Pero no le importaba. Solo quería seguir adelante y descubrir su destino para conseguir ser feliz, aprovechando esas corrientes de aire para continuar. Lo importante era no rendirse y no desistir. Dio dos caladas y el humo ascendió hacia las estrellas. Un brazo rodeó el hombro del isleño.

-Cariño, es tarde - dijo una voz femenina.

El hombre se dio la vuelta y se atusó sus barbas canas.

-Lo sé. Quizá emprender el viaje no sea tan difícil...

-Será muy difícil olvidar como tarareabas cada mañana mientras preparabas tu barca para pescar - sentenció la mujer.

- Pensaba que era feliz. Pero me he dado cuenta de que debo encontrarme a mí mismo, y hallar mi destino.

Ambos se abrazaron. El isleño subió a su velero. Todo estaba preparado.

- ¿A dónde irás? - preguntó la voz suave de aquella mujer mayor.

- No me esperes despierta. Voy a los confines del mundo.

Soltó la vela que se infló con el viento. Los ojos de la señora siguieron al isleño hasta que desapareció en el horizonte.

Gracias, Nightwish, por la inspiración de vuestra canción. Os la recomiendo. Se llama 'The Islander'.

sábado, 22 de septiembre de 2007

Mi Nuevo Mundo

Saludos. Soy Kira. Hace poco la encontré. Sí. La encontré. No pienso mentar su nombre, porque creo que todos la conocéis. Y creo que también conocéis para lo que sirve.

Después de tantos valores de bondad, amistad, perdón, amor, solidaridad, amnistía y nuevas oportunidades que me enseñaron en mi colegio desde que era un niño, he aprendido a apreciar la verdad de este pútrido y desasosegado mundo en el que prima la traición, la vanidad, el egoísmo, el poder y la injusticia. He aprendido a darme cuenta de que vivimos en el planeta del 'todo vale', en el lugar en el que puedes vender la cabeza de tu mejor amigo al mejor postor. La apestosa 'tierra', en el que día a día, como si una máquina de cambio se tratase, podemos canjear el amor por el odio, y la opresión por la libertad. Las gentes utilizan el amor como un biombo para ocultar sus verdaderas pasiones sexuales. La amistad camufla lo que en su día se llamó interés personal, en un libre intercambio de materia sentimental, lágrimas estúpidas, falsos te quieros y mentes criminales. Y por encima de todo, el poder que corrompe día a día la sociedad tras el espejo de la publicidad, Dorian Gray que oculta su verdadero rostro en un retrato guardado en los confines de las ventas, entre líneas, a donde nadie podría llegar. Sí. La sociedad muere y el imperio de la falsedad crece. Pero no tengáis miedo. Yo estoy aquí.

Mi pluma rasgará el papel. Cien, doscientas, trescientas veces. Escribiré vuestros nombres. Sabéis quienes sois. Aquellos que me hicieron tanto daño. No existe el perdón. Esta vez no. Estoy harto de segundas oportunidades. De falsas esperanzas. De condescendencia. De tropezar en la misma piedra, de ser excesivamente magnánimo. Recibiréis aquello que merecéis. Justamente. Tan solo necesito el odio para cargar mi pluma y el rencor para hacerla moverse. Y después de todo vendrá el silencio. Pues la venganza me hará sentirme vivo de nuevo.

Vosotros destrozasteis mi mundo. Y yo acabaré con el vuestro. Porque yo soy la justicia.

miércoles, 12 de septiembre de 2007

Noche Agitada

Nueva continuación de la historia que comenzó Birlo, podréis leerla en su blog 'Agujas de Trigo' (citada en mi lista de Links Interesantes) por el título 'Noche Calurosa'...

El tacto del cadáver era cálido. Muy cálido. Realmente parecía que acababa de morir recientemente. Ciertamente, necesitaba estudiar a la muerta con más profundidad asi que decidí traer una lámpara antes de desplazarla para descubrir cual fue exactamente el motivo de su muerte. No quería encender la luz del pasillo porque sabía que no bastaría para estudiar al cadáver.

Al coger el aparato noté que me dolían los dedos. Los tenía entumecidos, tal y como si acabase de despertarme de un gran sueño. Posiblemente se debía a que estaba muy cansado y aun no había dormido así que no le di más importancia. Encendí la bombilla. Y observé muy detenidamente el rostro de la bellísima mujer. Los ojos estaban húmedos y los dientes apretados. El cuello estaba muy irritado y amoratado.

Estaba preocupado. No sabía que habría podido pasar. Decidí ir al baño para lavarme la cara y despejarme un poco. Al levantar mi mirada hacia el espejo lo oí. El grito de una joven. Lo vi. Un rostro forcejeando. Lo olí. Un dulce perfume. Lo probé. El sabor dulce de una piel joven. Lo toqué. Y miré mis manos y mis dedos gruesos, que estaban todavía enrojecidos...

Que quien desee, continúe esta historia...

Noche Helada

Continuación de la historia que comenzó Birlo, podréis leerla en su blog 'Agujas de Trigo' (citada en mi lista de Links Interesantes) por el título 'Noche Calurosa'...

El tacto de aquel cadáver era frío. Muy frío. Tanto como para hacer morir a una flor fresca. Algo extraño para una persona que supuse que acababa de morir. Sus labios estaban morados y su piel era pálida como la luz de luna. Intenté llevarla con mucho trabajo al sofá de mi salón. Al pisar el umbral de la habitación una ráfaga de aire frío me agitó el pelo. Miré hacia el frente y descubrí que las cortinas se movían por el viento de una noche que anunciaba el fin del verano. Tras tumbar a la chica estrangulada en el sofá de mi habitación me dirigí a cerrar la ventana, mientras el frío penetraba en mis huesos. Salí al balcón para observar un momento la calle y entonces pude vislumbrar unas gotas de sangre en el suelo. Sangre roja como el carmín. Sangre reciente. Quise entrar al salón para observar más detenidamente a la chica. Pero un escalofrío recorrió mi cuerpo, antes de darme la vuelta.

- ¿No es muy tarde para que un niño este jugando a los detectives? - susurró en mi oído una voz femenina, lánguida y sensual rozando ligeramente mi oreja.

No podía mover ni un ápice de mi cuerpo. Unos labios calientes comenzaron a besar mi oreja y a bajar por mi cuello lentamente. Estaba excitado, hasta que el dolor penetró en mi cuello y la sangre resbaló hasta mi pecho.

martes, 11 de septiembre de 2007

¿Qué hacer...

... cuando te despiertas y te apetece seguir soñando, aunque sean pesadillas, para no hacer frente a tu realidad?

miércoles, 5 de septiembre de 2007

Jiyu (El Ángel Negro de la Venganza - Parte 2)

Rinaro dio una voltereta para esquivar a Fukushu y rodó por el suelo para no recibir la estocada de Jiyu, que quedó clavada en el suelo, haciendo volar los pétalos blancos de los lotos.

El manejo de las katanas por parte del desconocido era espectacular. Sus giros de ciento ochenta grados le permitían lanzar ataques a una velocidad vertiginosa con ambas armas. Sin embargo, era aun más increíble observar como Rinaro-kun bloqueaba todos sus ataques mientras se dibujaba una sonrisa en su cara.

Y así , el misterioso adversario recibió un nuevo corte que le cruzó las abdominales de izquierda a derecha. El joven del traje negro se agachó y vomitó sangre que tiñó la blancura de los lotos con el rojo. Jadeando se levantó con cuidado, clavando a Fukushu en el suelo y apoyándose en ella.

- No he terminado aún - sentenció la oscura figura suavemente sin que su voz cediera ni un ápice.

Con una media sonrisa, el adolescente de ropa oscura alzó por encima de su cabeza con su mano derecha a Fukushu tras separarla del suelo, y mantuvo con su mano izquierda a Jiyu por debajo de los hombros.

- Qué pena que antes de morir no puedas ver el rostro de la persona que te ha derrotado - dijo Rinaro-kun.

- Qué pena que necesites carcajearte de la persona que te asesinará para infundir valor a tu espíritu - contestó el chico con sus ojos todavía vendados.

Furioso, Rinaro-kun atacó a su oponente. El enemigo lo esquivó sin problema y se puso a la espalda del chico de blanco.

- Frío, frío, Rubai-san - susurró el adolescente de negro al oído de su contrario, mientras posaba delicadamente la punta de Jiyu sobre los lotos y alzaba a Fukushu.

Rinaro-kun se dio la vuelta rápidamente y alzando su katana blanca con las dos manos la dirigió hacia la cabeza del enemigo. Pero aquella sombra negra frenó el golpe con sus dos espadas cruzadas.

- Ahora ambos estamos al límite - dijo Rinaro-kun.

- No, Rubai-san. La fiesta ha acabado.

Acto seguido y en un rápido movimiento desplazó a Fukushu y a Jiyu hacia atrás, para cruzar las katanas de nuevo sobre el pecho de Rinaro-kun. Dos cortes sangrantes aparecieron sobre la ropa del joven de túnica blanca. Agotado por un dolor ardiente, se arrodilló sobre los lotos.

- ¿Quién eres? - volvió a preguntar Rinaro-kun, esta vez con una mueca de miedo en el rostro.

El viento nocturno elevó dos pétalos blancos que giraron en espiral en el aire para luego desaparecer por encima del techo estilo oriental de la mansión.

- Soy Ayanami Seruhio-sama. He venido a matarte. - dijo el chico de negro.

- Mi nombre es Shisui Rinaro- contestó jadeando el otro joven.

- ¿Acaso has olvidado tu verdadero nombre Rubai-san?

- Yo no me llamo...

- Shh... - articuló Ayanami, levantando la cara de Rinaro-kun con Fukushu - Recuerda los campos de Ohiwa... Tú la mataste.

- ¿Vas a asesinar a un antiguo amigo?

- El perdón es para los débiles que no saben aceptar sus errores y necesitan que otros lo hagan por él.

- No puedo aceptar mi derrota - sentenció Rubai haciendo ademán de levantarse.

Seruhio-sama posó suavemente a Jiyu sobre la parte trasera del cuello de su oponente.

- La venganza no la devolverá a la vida. Es cierto, entonces la venganza no tiene sentido. Nunca lo tendrá si tan solo ocupa una mínima parte de tu vida. Únicamente es un sentimiento fuerte cuando ocupa todos los resquicios de tu alma y no necesitas más alimento que tomar que la venganza, mas aire que respirar que la venganza, más calor que sentir que la venganza que arde en tu interior. Nunca olvides mi nombre, ni tu verdadero nombre. Lo necesitarás para enfrentarte conmigo en el infierno.

Rubai-san se levantó de pronto y lanzó su katana contra el estómago de Ayanami. En el último momento, éste logro esquivar el golpe, que sin remedio le atravesó el hombro. Rápidamente Seruhio-sama proyectó a Fukushu hacia los ojos de Rubai-san y de un tajo le dejó ciego. Con el brazo izquierdo, dirigió a Jiyu hacia la garganta de su oponente.

Una fuente de sangre surgió del cuello del joven de túnica blanca.

-Ahora soy libre - susurró Ayanami Seruhio-sama enfundando sus katanas y separando la espada blanca de su hombro.

El cuerpo de Rubai-san cayó inerte sobre el suelo levantando un ejército de pétalos blancos que se dirigieron hacia el joven de negro. Tras quitarse la venda de los ojos, Ayanami Seruhio pudo comprobar que la túnica de Rubai-san se confundía con la alfombra de lotos blancos que lloraban en silencio.

Kun es un sufijo utilizado en el idioma japonés para tratar con chicos con los que se tiene cierta confianza. San es un sufijo utilizado en el idioma japonés para dirigirse a personas que se acaban de conocer o a aquellas con las que apenas se tiene trato. Sama es un sufijo utilizado en el idioma japonés para referirse a personas superiores en la escala social. Fukushu significa 'venganza' y Jiyu 'libertad'. La foto hace referencia a Fukushu, primera espada de Ayanami Seruhio. Cabe destacar que en japonés los nombres se utilizan escribiendo primero el apellido y luego el nombre de pila.

Fukushu (El Ángel Negro de la Venganza - Parte 1)

La katana cortó el aire y chocó contra el filo de una hoja negra como la amatista que reflejaba la luz de la luna.

-¿Estás asustado? - preguntó Rinaro-kun mirando fijamente a su oponente .

- Nunca me había sentido más vivo - contestó el joven con los ojos vendados por un pañuelo negro.

En aquel jardín, los lotos estaban floreciendo y dejaban su estela blanca sobre todos los rincones de la pequeña parcela. Los pétalos tan solo eran quebrados por los silenciosos y controlados pasos de Rinaro-kun y de su desconocido enemigo. El pelo rubio de Rinaro-kun le cubría la frente hasta las cejas y su túnica blanca se confundía con las flores del jadrín y con el arma del adolescente.

Su contrincante lucía una túnica negra que hacía juego con su cabello oscuro y con la venda que cubría sus ojos. El chico apretaba fuertemente en su mano el mango de una elegante katana también del color del azabache.

Las dos espadas volvieron a surcar el aire, y la punta de la que empuñaba Rinaro-kun se quedó a un palmo de la nariz chata del desconocido.

El adolescente rubio se había visto sorprendido en su mansión de primavera, al sur de Japón. Pese a su origen estadounidense, siempre había mostrado interesado por la cultura oriental, lo que le llevó a entrenarse en el manejo de la katana y a continuar los negocios de su difunto padre en el país del sol naciente. El ataque del misterioso joven de traje negro le había pillado desprevenido, pero no estaba dispuesto a perder contra ese principiante en una disciplina en la que se había entrenado durante toda su vida.

- ¿Quién eres? - dijo Rinaro-kun lanzando un nuevo ataque.

- Solo alguien proveniente de la sombra que busca venganza. Mi nombre no importa de momento. Tan solo el porqué de mi llegada. - sentenció el chico en un susurro, rechazando el filo blanco de la espada de su contrario.

Rinaro-kun estaba desconcertado. A continuación se sucedieron una serie de ataques rápidos por parte del desconocido, que fueron bloqueados a la perfección por su adversario. Aquella figura negra lanzó una fuerte patada hacia el estómago de Rinaro-kun, que supo reaccionar perfectamente dándole un codazo en el pómulo y dibujándole un tajo vertical en el hombro con la katana color perla.

Rinaro-kun observó como su túnica blanca se había manchado de un reguero de sangre a causa del corte que había propinado a su enemigo.

- Eso es- dijo el adolescente vestido con las ropas oscuras - Eso es, Rubai-san. Hazme sentir vivo otra vez.

Rinaro se extrañó por el nombre que había utilizado el desconocido. Nunca había oído a nadie llamarle así. Y menos con esa determinación, con esa... frialdad. Pero no tenía tiempo para pensar, pues fugazmente la katana de su contrincante se avalanzó contra su pecho en un corte vertical. Rinaro-kun saltó hacia atrás para evitar el ataque. Pero, como un ángel negro, la espada contraria volvió hacia él, esta vez con más intensidad. Solamente el filo blanco de su arma, manchado todavía de sangre caliente, se interpuso entre su cuerpo y aquella cuchilla oscura.

Dando tres volteretas hacia atrás, el joven de negro consiguió evitar la estocada de Rinaro. En el aire desenfundó una nueva katana, negra como la anterior, pero notablemente más antigua.

- Es horas de que conozcas a Fukushu y Jiyu, pues el día en que te atraviesen, Rubai-san, yo seré libre - volvió a susurrar el adolescente de traje oscuro.

- Antes comprobarás que para derrotarme no has de ser un maestro. Has de ser una leyenda - contestó Rinaro-kun, seguro de sí mismo.

Las estrellas y la luna llena iluminaban el jardín. Un silencio tan solo roto por el silbido de las armas y el chasquido de sus filos al chocar.

Como suponía que nadie se iba a leer un texto tan largo lo he dividido en dos partes. La explicación de los sufijos japoneses y de los nombres de las espadas se encuentra en el segundo texto. La foto hace referencia a la Katana de Rubai-san.

martes, 4 de septiembre de 2007

Él Ángel Negro de la Venganza

La katana cortó el aire y chocó contra el filo de una hoja negra como la amatista que reflejaba la luz de la luna.

-¿Estás asustado? - preguntó Rinaro-kun mirando fijamente a su oponente .

- Nunca me había sentido más vivo - contestó el joven con los ojos vendados por un pañuelo negro.

En aquel jardín, los lotos estaban floreciendo y dejaban su estela blanca sobre todos los rincones de la pequeña parcela. Los pétalos tan solo eran quebrados por los silenciosos y controlados pasos de Rinaro-kun y de su desconocido enemigo. El pelo rubio de Rinaro-kun le cubría la frente hasta las cejas y su túnica blanca se confundía con las flores del jadrín y con el arma del adolescente.

Su contrincante lucía una túnica negra que hacía juego con su cabello oscuro y con la venda que cubría sus ojos. El chico apretaba fuertemente en su mano el mango de una elegante katana también del color del azabache.

Las dos espadas volvieron a surcar el aire, y la punta de la que empuñaba Rinaro-kun se quedó a un palmo de la nariz chata del desconocido.

El adolescente rubio se había visto sorprendido en su mansión de primavera, al sur de Japón. Pese a su origen estadounidense, siempre había mostrado interesado por la cultura oriental, lo que le llevó a entrenarse en el manejo de la katana y a continuar los negocios de su difunto padre en el país del sol naciente. El ataque del misterioso joven de traje negro le había pillado desprevenido, pero no estaba dispuesto a perder contra ese principiante en una disciplina en la que se había entrenado durante toda su vida.

- ¿Quién eres? - dijo Rinaro-kun lanzando un nuevo ataque.

- Solo alguien proveniente de la sombra que busca venganza. Mi nombre no importa de momento. Tan solo el porqué de mi llegada. - sentenció el chico en un susurro, rechazando el filo blanco de la espada de su contrario.

Rinaro-kun estaba desconcertado. A continuación se sucedieron una serie de ataques rápidos por parte del desconocido, que fueron bloqueados a la perfección por su adversario. Aquella figura negra lanzó una fuerte patada hacia el estómago de Rinaro-kun, que supo reaccionar perfectamente dándole un codazo en el pómulo y dibujándole un tajo vertical en el hombro con la katana color perla.

Rinaro-kun observó como su túnica blanca se había manchado de un reguero de sangre a causa del corte que había propinado a su enemigo.

- Eso es- dijo el adolescente vestido con las ropas oscuras - Eso es, Rubai-san. Hazme sentir vivo otra vez.

Rinaro se extrañó por el nombre que había utilizado el desconocido. Nunca había oído a nadie llamarle así. Y menos con esa determinación, con esa... frialdad. Pero no tenía tiempo para pensar, pues fugazmente la katana de su contrincante se avalanzó contra su pecho en un corte vertical. Rinaro-kun saltó hacia atrás para evitar el ataque. Pero, como un ángel negro, la espada contraria volvió hacia él, esta vez con más intensidad. Solamente el filo blanco de su arma, manchado todavía de sangre caliente, se interpuso entre su cuerpo y aquella cuchilla oscura.

Dando tres volteretas hacia atrás, el joven de negro consiguió evitar la estocada de Rinaro. En el aire desenfundó una nueva katana, negra como la anterior, pero notablemente más antigua.

- Es horas de que conozcas a Fukushu y Jiyu, pues el día en que te atraviesen, Rubai-san, yo seré libre - volvió a susurrar el adolescente de traje oscuro.

- Antes comprobarás que para derrotarme no has de ser un maestro. Has de ser una leyenda - contestó Rinaro-kun, seguro de sí mismo.

Las estrellas y la luna llena iluminaban el jardín. Un silencio tan solo roto por el silbido de las armas y el chasquido de sus filos al chocar.

Rinaro dio una voltereta para esquivar a Fukushu y rodó por el suelo para no recibir la estocada de Jiyu, que quedó clavada en el suelo, haciendo volar los pétalos blancos de los lotos.

El manejo de las katanas por parte del desconocido era espectacular. Sus giros de ciento ochenta grados le permitían lanzar ataques a una velocidad vertiginosa con ambas armas. Sin embargo, era aun más increíble observar como Rinaro-kun bloqueaba todos sus ataques mientras se dibujaba una sonrisa en su cara.

Y así , el misterioso adversario recibió un nuevo corte que le cruzó las abdominales de izquierda a derecha. El joven del traje negro se agachó y vomitó sangre que tiñó la blancura de los lotos con el rojo. Jadeando se levantó con cuidado, clavando a Fukushu en el suelo y apoyándose en ella.

- No he terminado aún - sentenció la oscura figura suavemente sin que su voz cediera ni un ápice.

Con una media sonrisa, el adolescente de ropa oscura alzó por encima de su cabeza con su mano derecha a Fukushu tras separarla del suelo, y mantuvo con su mano izquierda a Jiyu por debajo de los hombros.

- Qué pena que antes de morir no puedas ver el rostro de la persona que te ha derrotado - dijo Rinaro-kun.

- Qué pena que necesites carcajearte de la persona que te asesinará para infundir valor a tu espíritu - contestó el chico con sus ojos todavía vendados.

Furioso, Rinaro-kun atacó a su oponente. El enemigo lo esquivó sin problema y se puso a la espalda del chico de blanco.

- Frío, frío, Rubai-san - susurró el adolescente de negro al oído de su contrario, mientras posaba delicadamente la punta de Jiyu sobre los lotos y alzaba a Fukushu.

Rinaro-kun se dio la vuelta rápidamente y alzando su katana blanca con las dos manos la dirigió hacia la cabeza del enemigo. Pero aquella sombra negra frenó el golpe con sus dos espadas cruzadas.

- Ahora ambos estamos al límite - dijo Rinaro-kun.

- No, Rubai-san. La fiesta ha acabado.

Acto seguido y en un rápido movimiento desplazó a Fukushu y a Jiyu hacia atrás, para cruzar las katanas de nuevo sobre el pecho de Rinaro-kun. Dos cortes sangrantes aparecieron sobre la ropa del joven de túnica blanca. Agotado por un dolor ardiente, se arrodilló sobre los lotos.

- ¿Quién eres? - volvió a preguntar Rinaro-kun, esta vez con una mueca de miedo en el rostro.

El viento nocturno elevó dos pétalos blancos que giraron en espiral en el aire para luego desaparecer por encima del techo estilo oriental de la mansión.

- Soy Ayanami Seruhio-sama. He venido a matarte. - dijo el chico de negro.

- Mi nombre es Shisui Rinaro- contestó jadeando el otro joven.

- ¿Acaso has olvidado tu verdadero nombre Rubai-san?

- Yo no me llamo...

- Shh... - articuló Ayanami, levantando la cara de Rinaro-kun con Fukushu - Recuerda los campos de Ohiwa... Tú la mataste.

- ¿Vas a asesinar a un antiguo amigo?

- El perdón es para los débiles que no saben aceptar sus errores y necesitan que otros lo hagan por él.

- No puedo aceptar mi derrota - sentenció Rubai haciendo ademán de levantarse.

Seruhio-sama posó suavemente a Jiyu sobre la parte trasera del cuello de su oponente.

- La venganza no la devolverá a la vida. Es cierto, entonces la venganza no tiene sentido. Nunca lo tendrá si tan solo ocupa una mínima parte de tu vida. Únicamente es un sentimiento fuerte cuando ocupa todos los resquicios de tu alma y no necesitas más alimento que tomar que la venganza, mas aire que respirar que la venganza, más calor que sentir que la venganza que arde en tu interior. Nunca olvides mi nombre, ni tu verdadero nombre. Lo necesitarás para enfrentarte conmigo en el infierno.

Rubai-san se levantó de pronto y lanzó su katana contra el estómago de Ayanami. En el último momento, éste logro esquivar el golpe, que sin remedio le atravesó el hombro. Rápidamente Seruhio-sama proyectó a Fukushu hacia los ojos de Rubai-san y de un tajo le dejó ciego. Con el brazo izquierdo, dirigió a Jiyu hacia la garganta de su oponente.

Una fuente de sangre surgió del cuello del joven de túnica blanca.

-Ahora soy libre - susurró Ayanami Seruhio-sama enfundando sus katanas y separando la espada blanca de su hombro.

El cuerpo de Rubai-san cayó inerte sobre el suelo levantando un ejército de pétalos blancos que se dirigieron hacia el joven de negro. Tras quitarse la venda de los ojos, Ayanami Seruhio pudo comprobar que la túnica de Rubai-san se confundía con la alfombra de lotos blancos que lloraban en silencio.

Kun es un sufijo utilizado en el idioma japonés para tratar con chicos con los que se tiene cierta confianza. San es un sufijo utilizado en el idioma japonés para dirigirse a personas que se acaban de conocer o a aquellas con las que apenas se tiene trato. Sama es un sufijo utilizado en el idioma japonés para referirse a personas superiores en la escala social. Fukushu significa 'venganza' y Jiyu 'libertad'.

lunes, 3 de septiembre de 2007

El Columpio

Definitivamente, hoy no había sido un buen día. Había tenido que escribir un artículo para el periódico del día siguiente a última hora y estaba cansado. Saliendo de la oficina, pensaba en el café caliente que me iba a tomar para sacarme aquel frío invernal de los huesos. Después de eso me acostaría para descansar de una dura jornada de trabajo. Cogí el coche y recorrí las poco transitadas calles parando absurdamente en todos los semáforos.

Justo antes de llegar a casa, una sombra se cruzó en mi camino y pegué un frenazo de golpe. Bajé del coche para comprobar que no había atropellado por mi descuido a un perro o a algún animal pequeño. Pronto, me percaté de que había parado junto al parque que estaba cercano a mi casa, un lugar que, tan solo iluminado por la luz de las farolas, tenía un aspecto lúgubre.

Un escalofrío recorrió mi cuerpo cuando el viento hizo chirriar los columpios de aquel lugar de recreo. Sentía que no debía estar allí, pero por otra parte tenía un deseo irrefrenable de acercarme cada vez más a esos columpios, para intentar autoconvencerme de que era tan solo la brisa nocturna la que marcaba ese compás.

Sin embargo, sobre el sillín de aquel columpio estaba la figura de un niño de unos seis años que me miraba inocentemente. Estaba pálido y tenía los ojos grisáceos, demasiado carentes de vida para un niño de su edad

- ¿Qué pasa, te has perdido?- pregunté preocupado, al observar su aspecto.

- Juega conmigo - imploraba el niño.

- ¿Cómo te llamas?

- ¿No quieres jugar conmigo? - balbuceó el niño, ignorando mi pregunta.

- ¿A qué quieres jugar? - dije resignado.

- Solo quiero que nos columpiemos juntos.

Así pues, me senté en el sillín que estaba a su lado y comenzamos a movernos a la par, hacia delante y hacia atrás. El aire de la noche conseguía refrescarme y relajar mis sentidos. Todo marchó bien hasta que sentí que mi columpio estaba fuera de control. Me estrellé contra el suelo dándome un enorme golpe en la cabeza que me dejó incosciente.

Desperté poco tiempo después, pues apenas habían pasado diez minutos por mi reloj. El niño había desaparecido. La causa de mi caída fue el mal estado del columpio, que se había desatornillado. Miré a mi alrededor. Silencio tan solo quebrado por el chirriar de las cadenas de aquel solitario columpio que había quedado intacto. Estaba saliendo ya de aquel parque cuando oí el lamento de un niño. Me di la vuelta, al darme cuenta que la voz era la misma que la del chico de antes. Sentado en un banco, se cubría la cara con sus manos mientras lloraba desconsoladamente.

- ¿Qué te pasa? - pregunté.

- No has querido jugar conmigo - murmuró el niño.

No me dio tiempo a contestar, pues el niño retiró los dedos de su rostro. Lágrimas de sangre recorrían sus mejillas y manchaban su mandíbula mientras susurraba:

- Quiero que te quedes aquí y juegues conmigo para siempre.

Mi corazón dio un vuelco y sentí que debía correr hacia mi coche, que estaba tan solo a unos metros de distancia. No miré hacia atrás, agarré el volante para pocos minutos después entrar en el garaje de mi urbanización. Nada más entrar en mi piso, noté que necesitaba ir al baño para vomitar. Cuando ya me encontraba un poco mejor me dirigí hacia mi salón. Sentado en el sillón, decidí fumarme un cigarro para intentar relajarme.

Comencé a pensar en todas aquellas historias de fantasmas en las que nunca había creído, y en los motivos por los que los muertos permanecen en el mundo de los vivos. Llegué a la conclusión de que debía llamar a la policía local. No para contarles mi caso, sino para informarles del mal estado de los columpios de aquel parque. Después de hacer la llamada, quedé más tranquilo y di una última bocanada al cigarrillo que reposaba en el cenicero. Cerré los ojos y me recosté en el sillón, quedando profundamente dormido.

Definitivamente, no sé si aquella llamada ayudó a que aquella alma descansara en paz, no logro entender por qué el fantasma de aquel niño intentó arrastrarme hacia el final que él había sufrido, lo único que tengo claro es que todavía un escalofrío me recorre la espalda cuando oigo el chirriar de esos columpios.

Recordatorio de la Fiesta de la Confirmación

Si quieres leer el resumen de la Fiesta de la Confirmación, que por fin lo he hecho, tendrás que buscar en las entradas del mes de mayo. Gracias :-). (No olvidéis comentar, que allí estuvimos todos).

domingo, 2 de septiembre de 2007

La Vista de un Ciego

Paseaba con la vista al frente, hacia la oscuridad. Palpaba temeroso a mi alrededor. Carente de vista, intentaba orientarme por el resto de mis sentidos. Primero por el oído. Pero tan solo escuchaba el pitido seco y monótono de un aparato electrónico. Acto seguido, el sonido se detuvo.

Seguí hacia adelante. Una vitalidad sobrenatural me impulsaba hacia delante, si no continuaba la oscuridad quemaba mi corazón como las llamas devoran la carne. Poco a poco empezaba a sentir, podía palpar los objetos.

Mis dedos rozaron algo con tacto frío y liso como el hielo. Tropecé y caí al suelo. Noté como la hierba acariciaba mi cara y como la tierra húmeda manchaba mis pómulos. Froté mis mejillas con los dedos. La mortecina frialdad de mis manos se extendió por el resto del rostro.

Había tragado algo de tierra. Y en el fondo de la garganta se dibujó un gusto amargo y áspero. Metálico. Sangre. El sabor de aquella grava estaba mezclado con el nítido de la sangre. Tosí para expulsar esa sensación tan desagradable.

Cada vez me pesaban menos los párpados. Oía el lamento desesperado de una mujer. Intenté acercarme a ella para consolarla, aunque todavía no podía ver nada. Al poner mi brazo alrededor de ella un chasquido me sobresaltó. Los golpes eran cada vez mas uniformes y el llanto no cesaba. Conseguía ver algo de luz y distinguía con dificultad una figura que parecía estar trabajando la tierra. Olía a rosas frescas.

Como veía que mis acciones no servían para ayudar a aquella señora decidí tumbarme en la hierba. Caí en un sueño profundo.

Un ladrido repentino me despertó. Me puse de pie con cuidado, todavía adormecido. Entonces descubrí que ya podía ver. Un mar de lápidas se dispuso ante mí. Un cementerio. ¿Qué hago yo aquí?, pensé. No hizo falta respuesta. Solo bastó con ver una losa de piedra con mi nombre escrito en ella.

sábado, 1 de septiembre de 2007

Death Note

EL ARGUMENTO

(Atención: Spoiler) Todo comienza con un adolescente, Yagami Light(Raito) que encuentra una agenda de color negro que tiene escrito en su portada 'Death Note', con la que puede matar a una persona con solo escribir su nombre en cualquiera de sus páginas, mientras piensas en su rostro. Después de que el chico compruebe que la libreta no se trata de ninguna broma matando a un criminal que había aparecido por la televisión, se plantea conseguir el ideal, la utopía que siempre había imaginado: eliminar a todos los criminales de La Tierra, para crear un nuevo mundo sin mal en el que todos le adoren como a un Dios. Al cabo de unos días, aparece un shinigami, o dios de la muerte, llamado Ryuk que era el antiguo poseedor de la Death Note que tiene Light. El monstruo le explica que solo podrá verle y hablar con el aquel que toque la Death Note, y que él la dejó caer a La Tierra simplemente para divertirse.

Pero sus intentos se verán frenados por un investigador llamado L, de nombre y rostro desconocidos, que al darse cuenta de las muertes de los criminales querrá frustrar los planes de 'Kira', nombre en clave con el que se llama al justiciero Yagami Light(Raito), que obviamente se encuentra en el anonimato.

Comienza entonces una lucha de inteligencias entre Light y L, que desvela su rostro a la policía japonesa para colaborar con ella. Hace acto de aparición un segundo Kira, que posee una nueva Death Note. Éste segundo Kira es la adolescente Amane Misa, admiradora ferviente de las acciones de Kira, pues sus padres fueron asesinados por un criminal. Misa recibe el cuaderno gracias a la shinigami Rem. Cuando Misa descubre quién es el primer Kira gracias al poder de los ojos del shinigami, se enamora de él, pues además de haber sido su ídolo durante tanto tiempo, es el atractivo adolescente Yagami Light. Misa visita al chico y a partir de entonces, Light contará con la ayuda de la chica para llevar a cabo sus planes.

Después de grandes intrigas y suspenses Light consigue dar muerte a L gracias a la ayuda de la shinigami Rem. Así el paso definitivo para la consecución de su utopía ha sido dado. Sin embargo, después de unos años de gloria para Kira, surgen dos nuevos investigadores Mello y Near (M y N), que también se criaron en el orfanato para superdotados en el que estuvo L. Ambos actúan por su propia cuenta para detener, Mello mediante el crimen y Near mediante la ayuda del FBI. Las acciones terminan con la muerte de Mello y el descubrimiento de la verdadera identidad de Kira.

Desesperado por salvarse, Light intenta huir matando a sus acusadores, y recibe varios disparos. Finalmente, Light muere cuando el shinigami Ryuk, dando ya por sentado que Light iba a ser ejecutado por sus crímenes, apunta 'Yagami Light' en su propia Death Note.

Por orden de arriba a abajo las fotos son de Yagami Light, Ryuk, L, Amane Misa, Amane Misa y Yagami Light, Mello y Near

domingo, 1 de julio de 2007

Urahara Kisuke



Así es, nosotros carecemos de destino. Sólo aquellos engullidos por la ignorancia y el miedo, los que avanzan dando pasos en falso, se precipitan en un remolino que llamamos ''destino''.



La Noche Triste

Hernán Cortés había dispuesto todo para una retirada honrosa de la ciudad de Tenochtitlán, capital del antiguo imperio azteca. Sus indicaciones eran claras: cada hombre debía coger el peso del que fuese capaz manteniendo la disciplina en todo momento, a fin de facilitar una huida silenciosa bajo la protección de la oscuridad nocturna. Sin embargo, los soldados, dominados por la ambición y el miedo a morir, ocuparon sus sacos y correajes con lo rapiñado durante semanas, dejando incluso las armas abandonadas por acaparar más riquezas. El grupo se preparó para su salida de Tenochtitlán, pero la suerte que había acompañado a Cortés en su periplo le fue esquiva en esta ocasión, pues pronto los aztecas se percataron de lo que estaba sucediendo y con gritos de alarma avisaron al resto de un ejército furioso y ávido de venganza. Les dirigía Cuitlahuac, nuevo jefe guerrero de los aztecas.


La fiereza con la que fueron atacados los españoles y sus aliados indios se resume en escalofriantes cifras de bajas, con más de seiscientos muertos en las filas hispanas junto a varios miles de tlaxcaltecas. El propio Hernán Cortés recibió varias heridas, aun así, la mitad de los efectivos se pudo salvar gracias a la disciplina mantenida por la vanguardia de la expedición, aunque en la retaguardia fueron capturados más de cien españoles y sacrificados ritualmente al día siguiente. El 1 de julio de 1520 pasaría a la historia como ''La noche triste''.

He tomado esta cita del libro de Juan Antonio Cebrián, 'La Aventura de los Conquistadores', para recordar esa noche de hace 487 años en la que la avaricia de los conquistadores españoles fue castigada por la furia de los nativos indígenas que tan solo pretendían luchar por su tierra y por su pervivencia en el mundo. Fue una batalla dura para los conquistadores hispanos que finalizó con unas enormes pérdidas de efectivos, tanto de ellos como de sus aliados. Cuenta la leyenda, que al finalizar el combate Cortés intentaba tomar aliento al pie de un árbol frente al cual terminó derramando sus lágrimas.

El grupo Mago de Oz supo retratar en su álbum 'Gaia' este momento mediante una canción llamada 'El Árbol de la Noche Triste' cuya letra es la siguiente:

Hoy la soberbia hizo violar tu valor,
y la avaricia lamió tu deshonor,
cuánto duele sentir que uno está perdido,
que la amargura se folló a tu destino.

Quitále la ropa interior al dolor,
desnúdate Cortés y dime, ¿qué ves?
Dime qué ves.

Se excita la venganza al ver la erección
que te produce la idea de otra invasión,
creíste tener el mundo a tus pies
y lloras tu derrota lamiéndote.

Recuerda lo que aquí un día perdiste,
Yo soy el Árbol de la Noche Triste.

Sé que tu llanto servirá,
Tarde o temprano,
Para no esclavizar jamás
Al ser humano.

Llora un quetzal y al tiempo,
Rugen los ríos y el viento,
A un colibrí ordena ¡Vete a buscar!
Donde Gaia se esconde,
Que ordene al horizonte
Que eyacule un volcán.

Con esta entrada, finalmente quiero decir que nunca se esclavice a un pueblo en nombre de un dios, una religión, una creencia, una ideología o un color de piel, y que no se aniquile a una sociedad para conseguir sus riquezas; ¿Es que el oro vale más que la sangre y el sudor de una persona?

viernes, 22 de junio de 2007

To unexplain the unforgivable

Estaban un chico y una chica sentados sobre una alfombra, mirando los hipnotizantes fuegos de una chimenea.
Ninguno de ellos decía nada, pues sabían que no era necesario articular ninguna palabra cuando no tenían nada que decir. Existía la suficiente confianza como para compartir el silencio. La tranquilidad fue rota por un suspiro. La chica le miró con sus profundos ojos verdes y le preguntó:

- ¿Pondrías una mano en el fuego por mí?

- ¿Qué? - contestó el chico saliendo de sus pensamientos.

- Que si serías capaz de poner la mano sobre el fuego si yo te lo pidiera.

- Sí. Confío demasiado en ti como para pensar que podría quemarme. Los filos de las llamas nunca lograrían tocar mis dedos.

- Hazlo, por favor - suplicó la chica, que le dio un beso en la mejilla.

El chico se puso de pie y se remangó la camisa. Lentamente fue acercando las yemas de los dedos al fuego de la chimenea. No tenía miedo. Sonreía. Introdujo la mano, el calor traspasaba la piel al estar demasiado cerca, pero no le hacían daño. Vio una sombra tras de sí, que le susurró al oído:

- Caíste, creído y estúpido gilipollas.

La joven le empujó contra el fuego. El chico cayó de bruces a las llamas, pero no emitió ni un solo aullido de dolor, ni un solo lamento. Las lenguas mellaban poco a poco su rostro, su piel y su carne. Él se puso de pie sobre la chimenea y desapareció entre las luces brillantes y anaranjadas.

Un golpe de viento apagó la chimenea y cerró de golpe la puerta de la habitación. Las últimas ascuas ardieron y finalmente se apagaron, dejando un llanto de cenizas grisáceas. La chica caminó hacia la puerta. De las cenizas se alzó una figura negra. Era su amigo. Ya no tenía aquel rostro afable. Lágrimas de sangre brotaban de sus ojos de iris rojo apagado, como las llamas de aquella chimenea que se habían extinguido. La toga negra cubría su cuerpo y una capucha del mismo color nublaba su rostro. De pronto, la joven fijó sus ojos en la empuñadura que sobresalía por encima de los hombros del joven.

- ¿Qué vas a hacer? - preguntó la chica, con la voz quebrada por el miedo.

El muchacho no respondió. Llevó sus manos a la empuñadura de su espada y la desenfundó ejecutando un sonido frío como la muerte. Plateada. Sencilla. Limpia, brillante y blanca como la luz de luna. El acero silbó en el aire. El siguiente ruido fue el seco golpe de una cabeza chocando contra el suelo.

martes, 19 de junio de 2007

Sueño de una Noche de Otoño

Una suave brisa agitó las cortinas de mi habitación y me despertó de mi sueño. Definitivamente, el fresco estaba llegando poco a poco, a medida que se acercaba el otoño. Estaba demasiado cansada para levantarme y cerrar la ventana, así que decidí arroparme con mis sábanas hasta el cuello.

Era una noche fría, no solo por la temperatura, sino también por el aspecto. La tenue luz blanca de la luna llena se filtraba a través de la tela de la cortina y el viento agitaba las hojas del ciprés que se alzaba por encima del balcón. Un escalofrío recorrió mi cuerpo. Tenía miedo. Ya no solo por el caduco llanto de las ramas de aquel árbol, o por el silencio que reinaba en mi casa de campo, sino por aquella siniestra calma, estática como la muerte.

Decidí cambiar de postura en mi cama y mirar hacia la puerta, en lugar de observar mi ventana. Una enorme sombra negra oscureció las sábanas blancas por la luz de la luna con las que me arropaba. Mi corazón latía deprisa, pero decidí no mover ni un ápice de mi cuerpo, incluso impedía que pudiera agitarse alguno de mis oscuros cabellos. La puerta se cerró de golpe y me sobresalté. Un aliento frío como el aire invernal se deslizó por mis mejillas y poco a poco, por mi cuello. Una mano suave y fina acarició mis hombros, bordeando su figura y bajó a mis pechos. Un manto negro envolvió mi cuerpo, mi alma fue arropada por un sentimiento de excitación y lujuria, pidiendo perdón a Dios por mi inmutabilidad.

Sus dulces labios me besaron sensualmente, empezando por la parte inferior de la oreja y terminando por mi pálido cuello. Un agudo dolor penetró en mi yugular, llevándose el calor de la vida, absorbiendo mi alma y mi pasión; aunque a la vez perduraba el deseo de que aquello nunca terminara, esa sensación agridulce que devoraba mi piel y mi sangre. Dos gotas cálidas rociaron mi frente mientras una voz lánguida y voluptuosa susurraba en mi oído que él agradecería por siempre a la Madre Noche la gracia que le había otorgado. Tanto mi mente, como mi cuerpo se sumieron en una profunda oscuridad.

La luz del alba golpeó en mis párpados y fui despertando de mi sueño. Estaba cansada, desvalida, aunque había dormido toda la noche. Una noche desde luego, con amargas pesadillas, que no me habían dejado descansar plenamente. Afortunadamente había sido eso, solo un sueño de una noche de otoño. Me puse de pie, corrí las cortinas y el amanecer inundó mi habitación. El torrente de claridad me hizo caer al suelo, mis piernas me fallaban y apenas podía levantar los brazos. Lejos de toda inútil esperanza, no consegía levantarme, pues cada vez que lo intentaba una fuerte punzada aparecía en mi cuello, como una daga fina y traicionera al mismo tiempo.

martes, 12 de junio de 2007

La Caída de las Ideologías

LA CAÍDA DE UN MUNDO BIPOLAR

Entre el 9 y el 10 de noviembre de 1989 se produjo la caída del Muro de Berlín. Durante todo el año 1991 se produjo el fracaso y la desintegración de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, más conocida como URSS. A partir de finales de 1991, la URSS ya no existía, tan solo la entidad de la Confederación de Estados Independientes, presidida por Boris Yeltsin, existía Rusia, Ucrania, Bielorrusia... ¿Existirían, a partir de entonces, las ideologías?

EL NUEVO ORDEN MUNDIAL

Y así el liberalismo económico y político, que comenzó su carrera allá por el siglo XVIII, terminó por imponerse como un fantasma en todo el globo, desarrollándose así, un proceso conocido como 'globalización', al que todos, queramos o no, estamos sujetos. El libre intercambio, la libertad de empresa, el capital y las finanzas es lo que importa hoy en día, la tierra del consumo, la era de la información y el desarrollo.

El establecimiento de esta ideología y sobre todo, la garantía de su validez realizada por los dueños del mundo, Estados Unidos o Japón, con mayor o menor atrevimiento, ha producido la muerte de las ideas, el desasosiego, el desengaño y la hipocresía, dando lugar a una sociedad donde no prima la ayuda o la solidaridad, donde no existen los valores, tan solo la competencia que con su veneno ha intoxicado las venas de compradores y vendedores, oferentes y demandantes, generando el fallecimiento de toda forma de pensar distinta.

Nadie se atreve a dar un paso más, nadie se atreve a contradecir el perfecto sistema de mercado con sus leyes de oferta y demanda, que ciegan con el deseo de hacernos ricos para que no veamos la muerte, la destrucción, el hambre, la represión y las guerras que hay en muchos países del mundo. Siempre será muy fácil verlo con la boca llena delante de nuestro televisor, observando mientras engullimos un enorme trozo de pan cómo millones de niños no pueden gozar de él.

Y aunque sepamos que nuestra globalización tenga fallos, no queremos aceptarlos, preferimos olvidarnos de ellos mediante el consumo, como aquel alcohólico que ahoga sus penas en un vaso de cristal. Pregunto: ¿Es justo?

LA ALIENACIÓN

No creo que exista una verdad absoluta, por ello no creo en el neoliberalismo ni en la mundialización como un proceso meramente positivo como nos hacen creer en los libros de economía. No pido que seáis de izquierdas ni de derechas. Solo quiero que penséis, que insistáis, que escuchéis, que no calléis, que claméis, que cuestionéis lo que está impuesto y veáis los fallos del sistema, los acatéis y los razonéis. Solo entonces será posible desarrollar una voluntad de cambio, de avance hacia un mundo mejor, en el que los Derechos Humanos no se agoten en un papel escrito, sino que se desarrollen de forma plena. Nada es perfecto. El mercado y la mundialización no son perfectos. Se puede cambiar aquello que no funciona bien. ¿Han muerto las ideologías? Sí. Pero mientras sigamos luchando nacerán en todos y cada uno de nosotros y atacarán con más fuerza para lograr un mundo en el que primen la igualdad de derechos, deberes y oportunidades.

viernes, 25 de mayo de 2007

Día del Orgullo Friki

¿POR QUÉ SOY FRIKI?

1. Porque he ganado a Nara Shikamaru al Shogi.
2. Porque mi espada shinigami es más grande y fuerte que la de Ichigo Kurosaki.
3. Porque es mi alma la que posee a Orochimaru.
4. Porque nunca me he rendido, como Rock Lee.
5. Porque me gusta llamar la atención como a Naruto.
6. Porque yo y no Edward Elric soy el verdadero alquimista de acero.
7. Porque logré hacer un genjutsu tan solo pestañeando.
8. Porque mi sharingan tiene infinitas pupilas giratorias.
9. Porque mi maestro fue la tortuga de Maito Gai.
10. Porque soy un caballero de platino protegido por el todopoderoso Zeus.
11. Porque el agua del campo de entrenamiento de Zhouquan Xiang que maldice a Ranma era uno de mis fluidos corporales.
12. Porque yo y no Kakarotto soy el Super Saiyan de la Leyenda.
13. Porque yo y no el Doctor Guero creé a los androides A-17, A-18 y A-16 y al bioandroide Cell.
14. Porque de hecho, Cell fue creado a partir de las células de todos los frikis del mundo.
15. Porque el Doctor Brief me robó mi fórmula de las cápsulas Hoi-Poi y se forró a mi costa.
16. Porque yo salvé a 'V' del incendio del laboratorio.
17. Porque las bolas del dragón fueron creadas por mí.
18. Porque yo y no Jack Skellington soy el Rey Calabaza.
19. Porque estoy casado con la Novia Cadáver.
20. Porque yo enseñé el Rasengan al Cuarto Hokage.
21. Porque Kakashi copió mi Chidori con su sharingan.
22. Porque sé manejar los cinco elementos: Fuego, Viento, Tierra, Agua y Rayo.
23. Porque yo fui el maestro jedi de Yoda.
24. Porque yo pilotaba el X-Wing que destruyó la Segunda Estrella de la Muerte en la Batalla de Endor.
25. Porque yo y no Darth Sidious manejaba los hilos de la Confederación de Planetas Independientes.
26. Porque yo creé el anillo único.
27. Porque tengo que poner infinidad de cosas en esta lista cuando esté menos cansado...
28. Porque conozco los síntomas de más enfermedades que House y sé curar todas las que existen.
29. Porque el cerebro de House es solo el transplante que yo mismo realicé de una millonésima parte de mi cerebro.
30. Porque Chuck Norris es una creación de cómic mía pero fue desechado y tirado a la basura porque no me gustaba un personaje tan estúpido.
31. Porque tengo más de cinco ejércitos de Warhammer.
32. Porque dominaré el mundo.
33. Porque sé manejar un sable láser de infinitas hojas (no sólo la mariconada de Darth Maul, de dos).
34.Porque en realidad yo era quien estaba tras la máscara de 'V', y no he muerto porque soy inmortal debido a los poderes de las bolas del dragón.
35. Porque yo ahogué al doctor Brief con mis calzoncillos, en honor a su nombre, por robarme mi proyecto.
36. Porque si Legolas mató a doscientos orcos con su arco y flechas yo maté doscientos uno tan solo mirándolos con mi sharingan.
37. Porque cago kryptonita.
38. Porque yo estoy detrás del traje de la Araña Escarlata.
39. Porque yo cedí mi fortuna a Bruce Wayne porque me daba pena e inventé sus juguetitos.
40. Porque Sephirot es un clon mío mal creado, en vez de ser un clon de Jénova.
41. Porque Vincent Valantine fue un experimento fallido mío al intentar resucitar el cadáver del primer friki de la humanidad.
42. Porque dominaré el universo.
43. Porque nunca he perdido al risk.
44. Porque la Máscara de Majora fue construida por mí cuando tenía tres años.
45. Porque yo fui el vampiro que mató a Van Helsing.

Feliz Día del Orgullo Friki