
Encendió su pipa con lágrimas en los ojos. No conseguía evitar estar triste a pesar de todo. Sabía que en su trayecto le esperaban tormentas, noches a la deriva, navegaciones sin rumbo y días de viento fuerte. Pero no le importaba. Solo quería seguir adelante y descubrir su destino para conseguir ser feliz, aprovechando esas corrientes de aire para continuar. Lo importante era no rendirse y no desistir. Dio dos caladas y el humo ascendió hacia las estrellas. Un brazo rodeó el hombro del isleño.
-Cariño, es tarde - dijo una voz femenina.
El hombre se dio la vuelta y se atusó sus barbas canas.
-Lo sé. Quizá emprender el viaje no sea tan difícil...
-Será muy difícil olvidar como tarareabas cada mañana mientras preparabas tu barca para pescar - sentenció la mujer.
- Pensaba que era feliz. Pero me he dado cuenta de que debo encontrarme a mí mismo, y hallar mi destino.
Ambos se abrazaron. El isleño subió a su velero. Todo estaba preparado.
- ¿A dónde irás? - preguntó la voz suave de aquella mujer mayor.
- No me esperes despierta. Voy a los confines del mundo.
Soltó la vela que se infló con el viento. Los ojos de la señora siguieron al isleño hasta que desapareció en el horizonte.
Gracias, Nightwish, por la inspiración de vuestra canción. Os la recomiendo. Se llama 'The Islander'.
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