lunes, 1 de diciembre de 2008

El Romanticismo en la actualidad

Como ya sabemos, el Romanticismo fue, además de un movimiento cultural, sobre todo una actitud vital. Una actitud que reaccionó contra la Ilustración que ponía a todos los hombres a la misma altura, basándose en la fraternidad y la igualdad por medio de derechos inalienables, garantizando la supremacía de la razón frente al sentimiento, la fe y la superstición. El Romanticismo quería recuperar los valores individuales y subjetivos frente al deseo anterior de igualdad, en una valoración de la persona, no en su esencia, sino en su singularidad, como eje capaz de mover el mundo. Y es obvio que este tipo de pensamientos han calado en nuestra sociedad actual, bien como literatura, bien como filosofía.

El individualismo ha supuesto una valoración positiva de la diferencia y del deseo de diferenciación, por eso los románticos preferían a aquellas personas, que como decía Nietzsche, se salían de la 'masa' o del 'rebaño', pues eran capaces de crear un estilo propio. Este elemento se encuentra muy presente hoy en día relacionándose, por ejemplo, con la aparición de tribus urbanas muy minoritarias como pueden ser los góticos, que se alejan del convencionalismo social para crear su propia forma de vestir o su propio modo de vida. Podríamos incluso relacionar este valor romántico con la aparición del movimiento bohemio, personas artistas y creadoras (que como veremos más adelante son de suma importancia en el Romanticismo) cuya preocupación no es la ostentación estética y material de la sociedad sedentaria burguesa, sino la vivencia de valores propios y el enriquecimiento cultural.

Por motivos de diferenciación, muchas personas son objeto de burla; en este aspecto creo que deberíamos aprender mucho del Romanticismo para valorar la diferencia y la rareza, en una actitud tolerante, que incluso debería aplicarse a diferencias étnicas para así evitar posturas como el racismo.

El individualismo romántico afecta también al ámbito del pensamiento. Filósofos como Nietzsche (uno de los principales representantes de la actitud romántica en muchos aspectos) defendían a aquellas personas que eran capaces de romper con la moral convencional para convertirse en artistas, en dueños creadores de una moral propia. Esto, en la actualidad, es muy criticado, porque puede dar lugar a posturas relativistas o incluso egoístas. Hemos de tener en cuenta que gran parte del subjetivismo que encontramos hoy en día, (la defensa de 'mi verdad' sin tener en cuenta la opinión del resto), tiene su origen en el Romanticismo. No obtante, quiero destacar que muchas de las personas que atacan a esta interpretación propia de la realidad, no saben que incluso ellos están adoptando una perspectiva relativa. En una valoración de la diferencia, como he dicho antes, creo que sería necesario aceptar este relativismo con una actitud tolerante, es decir, darnos cuenta de que cada persona tenemos una visión de la realidad, e intentar enriquecerla con las opiniones ajenas.

Este deseo de diferenciación también se encuentra en el ámbito cultural. Los Románticos exaltaron los valores nacionales frente al cosmpolitismo ilustrado, lo que dio lugar a movimientos nacionalistas, en Alemania, en Inglaterra o incluso en España, donde comenzó la recuperación cultural de Galicia, Cataluña o el País Vasco. El nacionalismo es un problema bastante grave en la actualidad. No hay una postura intermedia que permita racionalizar su comprensión. Por un lado encontramos a personas que lo denostan completamente, considerándolo algo atrasado y medieval, y por otro lado encontramos una defensa suprema del mismo, que lleva incluso a actos violentos. El nacionalismo, en mi opinión, no es algo que haya que erradicar completamente, porque cada cultura es distinta, y cada cultura posee elementos positivos que han de ser comprendidos o incluso aplicados. Es más, no se puede erradicar, pues todo el mundo se siente apegado a las características que les son propias. Sin embargo, tenemos que tener también en cuenta que en esencia, las personas, las naciones tenemos muchos rasgos en común, y es un error tomar posturas entocéntricas, las cuales pretenden una imposición de los ideales propios frente a los demás. Este es el principal problema del nacionalismo, que viene asociado a muchos movimientos fascistas o comunistas del siglo XX, los cuales pretendían imponer 'su verdad' a los demás. El nacionalismo, como todo, ha de ser objeto de una actitud tolerante y moderada.

El Romanticismo también supone una defensa a ultranza de la libertad, lo que dio lugar a rebeliones a lo largo de todo el siglo XIX para crear un Estado Constitucional frente al Antiguo Régimen. En la actualidad, muchas naciones están luchando para encontrar la libertad, acabar de una vez con las dictaduras (de ambos signos) y así desarrollar un régimen democrático basado en el respeto y en la garantía de los derechos del hombre. Y aquí es donde vemos de verdad una continuidad y no solo una oposición entre el Romanticismo y la Ilustración. La Ilustración fue la creadora del concepto de 'derecho humano', pero fue el Romanticismo, quien, en una actitud rebelde y crítica, trató de defender esta idea a lo largo del siglo XIX. Así, la democracia tuvo grandes activistas como Mariano José de Larra, que incluso llegó a ser diputado.

La rebeldía y la libertad, hoy en día, ha llegado incluso a los hogares, donde muchos jóvenes se enfrentan a sus padres. Creo que esto tiene aspectos positivos o negativos. Por una parte, es necesario pues los jóvenes poseen un mundo muy distinto al que tienen sus padres, el cual debe ser comprendido. Además muchos jóvenes poseen a madurez necesaria para elegir por sí mismos, y ejercer su libertad sin necesidad de límites o normas. No obstante, la carencia de límites en muchas ocasiones puede ocasionar desastres familiares, desastres cuyos culpables son padres despreocupados y apáticos.

La libertad también fue entendida en el Romanticismo de modo diferente a la Ilustración. Mientras que ésta deseaba racionalizarla, éste fue el encargado de introducir un matiz de sentimiento, impulso o instinto. Y es aquí donde entramos en otra de las realidades radicales del Romanticismo, ésta es la fuerza del sentimiento. Sentimiento entendido no solo como 'algo que sentimos' sino también, como 'algo que deseamos' es decir, el mundo irracional o inconsciente que grandes psicólogos como Freud supieron valorar. Esta exaltación puede llevar de nuevo a posturas extremistas en la sociedad actual, en la cual existen personas que siempre hacen aquello que les apetece sin tener en cuenta el daño o perjuicio a los demás. De nuevo, hay que tener en cuenta que somos un individuo encajado en una sociedad, y que en muchas ocasiones no debemos ser un 'lobo' para los demás pues esto puede hacer que seamos 'lobos' contra nosotros mismos.

Vero, creo que esto es suficiente para orientarte un poquito en el trabajo. Creo además que de la frustración y el desengaño como causa del suicidio (muy frecuente en la actualidad) entiendes mucho y que además está bastante explicado en el artículo. Las personas que tratan de ser diferentes chocan con el mundo, y este choque es tan fuerte a veces, por la falta de comprensión de su diferencia, que acaban en la locura o en el suicidio. Espero que te haya servido. Besos. Continuaré este artículo más adelante.

miércoles, 9 de julio de 2008

Falling Inside The Black

'No puedo', repetí yo, cansado de que mis inútiles esfuerzos no diesen resultado, exhausto porque la vida se empeñaba en manejarme como a una marioneta.

'Cállate', resonó su voz, fría como el hielo. 'No sé cómo durante un tiempo pude creer en ti, no sé ni cómo se me pudo pasar en la cabeza confiar en tus posibilidades. Como siempre, demuestras constantemente debilidad, en todos tus actos, incapaz de poner soluciones, únicamente masturbándote con tu dolor...'

'¡Mentira!¡No quiero seguir escuchándote! Es muy fácil dar consejos cuando no tienes que aplicártelos, ¿verdad? ', repliqué, deseando que esa voz expirara.

'¿Ah sí? Tú qué sabes de mí... Ni siquiera te has parado a pensar en ti mismo... Si no te conoces a ti mismo, ¿cómo pretendes conocerme?'. Durante unos instantes, no supe que contestar, pues la verdad me atravesaba como una aguja...

'Yo nunca gocé de salud para conquistar mis horizontes, necio', continuó él. 'No puedes dar pie a tu impulso espiritual si tu cuerpo actúa como una cárcel'.

'No te necesito, Friedrich. Todo lo que he conseguido desde que sigo tus consejos ha sido sufrir...'

'¿Te has parado a pensar lo que hubieras sufrido sin hacerme caso? El problema es que eres incapaz de actuar por ti mismo, todavía eres esclavo de la masa, del rebaño que condiciona tu mente y aplaca tu alma... Sólo eres un cobarde, con delirios de grandeza. La grandeza no se hace, se lleva en la sangre. Hasta que no tengas este sentimiento, hasta que no sepas que puedes superar todo aquello que se te presente, serás un inútil. La aristocracia, la sangre noble es arrogante porque es capaz de sentir a sus enemigos como inferiores. ¿Olvidas que únicamente se odia a aquello que está por encima de nosotros, que solo lo envidiable puede ser despreciable? Ni siquiera olvidas, pues nunca lo supiste. Me das asco. Hasta nunca.'

'¡No!¡Friedrich!¡Vuelve!' , grité y grité, viendo como su figura se evaporaba en la oscuridad y se fundía con ella. Y con la oscuridad vino el miedo, la soledad. Mis ojos no conseguían acostumbrarse a la penumbra, y mi piel no podía soportar el frío que inundaba la sala. Lo único que hacía desaparecer esa sensación eran las abrasadoras lágrimas que recorrían mi cara. Me cerré sobre mis rodillas, sentado en el suelo, respirando, aferrándome a cada inspiración como si fuera lo único que me quedara... y cerré los ojos...

'¿De verdad no tienes nada? ¿Qué pasa, tú no eres nada?' Me repetía a mí mismo en sueños. Algo me dijo que debía levantarme, quizá aquello que llamamos instinto. Y grité con todas mis fuerzas.
'Mientras mi yo subsista, mientras siga siendo libre, no pereceré.'

Él apareció en la oscuridad, y me sonrió como un maestro sonríe a su pupilo cuando progresa en su actividad. 'Veo que todavía te queda un poco de amor propio. Acércate, rebelde.' Susurró con voz pausada mientras me tendía la mano.

'¿Todavía seguimos siendo...?'

'Socios, sí.'- me cortó aquel hombre, enchido de orgullo.

Cuando le di la mano, la aferró fuertemente entre sus dedos. Él comenzó a reír, y yo le acompañé, rompiendo nuestras carcajadas el silencio de la noche.

domingo, 18 de mayo de 2008

Igualdad

¿Somos todos los hombres iguales? No hay una verdad radical ante esta cuestión, ya que, esencialmente, todos las personas tenemos algo en común. Es innegable que por encima de nuestro color, raza, sexo o religión somos personas. Pero, en la práctica, yo no soy como tú, ni tú eres como yo.

El ser humano está constituido por ambas caras, sería una injusticia que su 'parte genérica' se convirtiera en una asesina, en una tapadera de la 'parte individual'. Al mismo tiempo, aquel que reconoce tan solo la existencia de su 'parte individual', está ciego. Todos somos distintos, pero somos iguales. Todos somos iguales, pero somos distintos. Es, como diría Freud, el super-yo (parte genérica), y el ello (parte individual); como diría Nietzsche lo apolíneo y lo dionisíaco; como diría Kant, a priori y a posteriori; como dijo Ortega, la función intelectual y la función vital...

El punto en que confluyen estas dos fuerzas opuestas y contrarias es la fuerza primigenia: la vida.

viernes, 18 de abril de 2008

Amaranth

sábado, 12 de abril de 2008

Liberado

Alcé mi vista con una mirada encolerizada. A pesar del dolor y de las náuseas me sentía embriagado de poder, como si mi sangre corriese más deprisa por mis venas. Las cadenas tiraban más y más fuerte.

'¡Os odio!' Grité arrancándome las cadenas que sujetaban mi brazo izquierdo. El suelo se tiñó de un reguero de color carmesí. Apreté los dientes intentando olvidar aquella sensación. Entonces un sonido retumbó en toda la habitación. Una decena de cadenas enormes y pesadas se dirigían hacia el brazo que acababa de liberar para intentar sujetarlo.

'No te desesperes. Sentí la voz en mi interior. 'Recuerda que es mejor morir en pie que vivir arrodillado'.

'No lo hago... solo intento...'

'Hazlo o no lo hagas. Pero no lo intentes', siseó aquel yo oscuro.

Y ahora multitud cadenas se abalanzaron sobre mi rostro para sujetar mi lengua y mis labios. No. No me arrebatarían la fuerza de la palabra.

'Dios ha muerto' Los grilletes de mi boca se rompieron en mil pedazos ante aquella blasfemia. No era solo fuerza física. Lo más importante para salir de aquel mar de desesperanza era la fuerza del espíritu. Confianza, firmeza, determinación, orgullo, nobleza, altivez. Sangre aristócrata. Voluntad de poder.

'Únicamente los débiles se niegan a luchar contra su propia vida. La vida es trágica. Pero es lo único que tenemos. Tan solo es un breve paréntesis entre la nada y la nada. Y tengo claro que no quiero servir más a la nada. No quiero ser paciente. Quiero ser danza, devenir y desenfreno. No quiero ser compasivo. Quiero ser tramontana, tempestad, una fuerza implacable. No quiero ser piadoso. Quiero venganza, si es necesario, pero no rencor. Quiero orgullo, soberbia, suficiencia y determinación. No humildad. El gusano se retuerce y se dobla. Cosa que le conviene, pues reduce la posibilidad de ser pisado otra vez. Dicho en el lenguaje de la moral: humildad. Yo no quiero retorcerme ni doblarme. Yo quiero poder. No para dominar. No para sufrir. El poder material es demasiado simple. Quiero tener el poder de vivir.'

Con todas mis fuerzas resquebrajé los eslabones que aún me controlaban. Me sentía el rey de la selva, el dueño de mí mismo, un rugido implacable, el rugido de un león. Mis músculos se tensaron. Mi piel se desgarraba y mi vista comenzaba a nublarse por el dolor. El amargo tacto de la sangre tibia. Y la marejada de cadenas que avanzaba se detuvo, cayendo al suelo con un enorme estruendo.

Caía. Caía sin remedio. Caía hacia el silencio, hacia la negrura. Hacia la nada.

lunes, 24 de marzo de 2008

¿Por qué la vida...

... es tan maravillosamente absurda?

miércoles, 5 de marzo de 2008

Dormido

Todo es paz, armonía y equilibrio. Las fontanas de alabastro expulsan miel, las flores despiden su aroma y el aire se cubre de silencio. El sol es de algodón, los ríos de agua cristalina. Todo es tan perfecto...

'Y sin embargo tan vacío...'. Escuché a mi alrededor, sentado en la vereda. Una sombra relampagueó en el fresno que llevaba observando durante un buen rato. Decidí levantarme, para observar más detenidamente lo que había ocurrido, pero donde antes se alzaba un fresno, ahora vigilaba un ciprés.

Me alejé de allí asustado, y corrí hacia el campo de amapolas. Los pétalos rojos me envolvieron cálidamente y olvidé aquella sensación de inquietud y aprensión. Me dejé caer sobre la mullida alfombra carmesí y cerré los ojos. Todo aquello era tan necesario...

'Y sin embargo tan insidioso...'. Abrí los ojos rápidamente. A mi alrededor, multitud de calaveras me sonreían socarronamente . Grité y huí de aquel lugar hacia el lago. Me zambullí sin pensarlo en sus aguas tibias insípidas y dulces a la vez. Aquellas aguas cristalinas. Aquellas aguas granates, amargas y calientes. Sangre.

'¿Por qué escupes tu propia esencia? ¿Por qué te escupes a ti mismo, mortal?' Otra vez el sonido quejoso e irónico.

Tenía que salir de allí. El corazón me latía con fuerza. Estaba corriendo sin rumbo, y todo pasaba fugazmente a mi alrededor. Los árboles, las montañas, los mares, los campos... Hasta que todo dejó de girar. Seguía corriendo pero la imagen se había detenido en un cementerio. No conseguía avanzar, a pesar de que mis músculos seguían en movimiento.

'No puedes esconderte, gusano. Contempla la podredumbre de tu mundo inmortal. Tan solo es un sepulcro ornamentado cuando su interior está marchito . Solamente tienes que mirar tus dedos, tus manos y tu cuerpo.'

Al recibir la advertencia de aquel susurro de cristales rotos, observé detenidamente mi brazo. De él partían finos ebras transparentes. Y ya no solo de aquella parte del cuerpo. Todos y cada uno de mi músculos estaban sujetos por millares de hilos que se extendían hacia el cielo. Fue entonces cuando lo vi. Una mano esquéletica tirando de cada uno de los cordeles hacían que siguiera moviéndome inútilmente en la imagen detenida del cementerio.

'¿No nos creo Dios a su imagen y semejanza? ¿Por qué iba a carecer de osamenta? ¿Es demasiado horrible para su majestuosidad?'

Comencé a llorar. Aquello era demasiado terrible para ser cierto. Y sin embargo parecía tan real... Endebles castillos de falsas esperanzas derruidos...

'El hombre es superior a Dios, porque el hombre, en su grandeza, creó a Dios a su imagen y semejanza. Rompe las barreras. Supera los límites. Vive tu vida. Dios eres tú, pues tu yo es tu Dios'.

La sombra que antes había visto arrancó fugazmente los hilos que me ataban.

'Dios ha muerto'

domingo, 2 de marzo de 2008

Perturbado

Me pesaban los párpados como si estuvieran hechos de mármol. Cada vez que intentaba hacer un esfuerzo por abrir mis ojos venían aquellas punzadas insoportables que antes de dormir había sentido por todo mi cuerpo a causa de las cadenas. Lo comprendí. Aunque no podía verlo, sabía que mis párpados también estaban sujetos al suelo por una mínuscula cadena de hierro. Ni siquiera podía llorar, porque las lágrimas se aglutinaban en mis pupilas y presionaban mis ojos provocando un dolor insoportable.

'No te duermas'. Una voz susurró en mi interior. Era profunda y fría, como el sonido que hace el viento al introducirse en los recovecos de una catedral abandonada. Extrañamente familiar, punzante como astillas de hielo, sarcástica como la sonrisa de la muerte. Pensé que nunca jamás quería volver a oírla. Pero pronto descubriría que no sería tan fácil librarse de ella. Daba miedo.

'¿Qué te pasa?¿Tienes miedo?' No. No quería responder a esa pregunta. Solo quería que el dolor de los grilletes volviese a mi cuerpo para olvidar ese sentimiento, esa sensación de terror a lo desconocido.

'Pobrecito. ¿Estás seguro de que quieres seguir gobernado por esas cadenas?'. Tampoco contesté. Solo me preguntaba como podía estar adivinando cada una de las cosas que pensaba, como fantasma del pasado, del presente y del futuro. Un viento gélido agitó mi pelo y un escalofrío ascendió hasta mi nuca.

'Eres un cobarde. Solo estás aceptando un destino inexistente. Te niegas a escuchar porque prefieres esconderte en tus sueños más remotos, más profundos, simplemente para olvidar tu situación. Simplemente para olvidar tu vida. No quieres recordar que estás encadenado como un vulgar delincuente por un delito que probablemente no cometiste. La esperanza no es un principio pasivo. No basta con pensar. Hay que ser. ¿Esperas a que alguien te libere? ¿Por qué? ¿Acaso tú, hombre que se cree caritativo, bondadoso y piadoso, te arriesgarías a liberar a un hombre encadenado? Y si lo hiceras, ¿no lo harías para que alguien te debiese un favor?. Cuántas veces con la apariencia de acciones piadosas engañamos al diablo mismo.

Eres débil, un incapaz de controlar su propia vida: rechazas tu cuerpo y todo lo que en él nace, adoras tu mente porque te esconde de tu cuerpo y adoras a un dios muerto, que cubre tu mente. Eres débil porque careces de odio. Eres débil porque careces de amor. Eres débil porque careces de ideales. Lo que tú crees ideales solo son ideas podridas en un mundo de ensueño, inalcanzable porque no existe. Eres débil porque solo piensas en ese mundo, negándote a ti mismo y a tu verdadera existencia. Estás encadenado . Los verdaderos héroes, las leyendas son las que creen en su vida. Yo quiero ayudarte a vivir tu vida, solo tú eres dueño de ella. Quiero que seamos socios...'

'¡Callate!' Grité sin pensar. Y de nuevo esa brisa helada traspasó mi cuerpo. 'Eres un egoísta.' Me decía para mis adentros. 'Yo quiero vivir como los demás mi vida es la de todos y no puedo ser distinto. Solo siendo siervo de estas cadenas me siento libre y hago el bien. El sufrimiento y la contingencia del mundo reclaman que exista un mundo universal, y necesario en el que el orden y el equilibrio...'

'Además de débil eres un necio. El mundo es el que es y solo tú puedes decidir aceptarlo y vivirlo o resignarte y morir resignado, como un camello que soporta su carga, la que él cree su honorable carga, que en realidad es un lastre absurdo que en última instancia te hace perecer con la esperanza de un mundo mas justo, de una recompensa. Dime, ¿No es más honorable buscar la justicia? ¿Quién eres tú para hablar de la libertad? ¿Quién eres tú para hablar del bien y del mal?' Cuestionó aquella voz árida. 'Es demasiado pronto, para pensar en la libertad'. Volvió a sugerir.

'No quiero escucharte más. Vete ahora y nunca vuelvas'. Sentecié.

'¿Estás seguro?'. Susurró aquella voz lánguida y sensual. 'Podemos hacer muchas cosas juntos. Sí. Podríamos hacer grandes cosas. Embriagarnos de todo aquello que tus cadenas te niegan. ¿Qué prefieres? ¿Orgasmos? ¿Amor? ¿Placer? ¿Fama? Sí. Grandes cosas... Toma mi mano y sígueme. Solo necesitas creer en mí. Y yo solo soy tú. Cree en ti y te concederé el poder. Vamos. Seamos socios. Siente el poder.'

'No'. Pero como un filtro incorpóreo la voz penetraba en mis tímpanos. Me picaba la curiosidad. Lo quería.

'Lo quiero todo... y lo quiero ya'. Afirmé, sonriendo. 'Sea pues'. Y una cuchillada de hielo atravesó mi pecho. El calor recorrió mi cuerpo. Un ardor frío, el que producen las heladas noches de invierno. Es el frío que corta la piel y siega las venas. Entonces las cadenas volvieron a tirar de mí arrancándome un alarido de dolor que recorrió toda la celda.

miércoles, 20 de febrero de 2008

Encadenado

Estaba solo. Intenté hacer un esfuerzo por atisbar alguna figura, pero en aquel sombrío lugar había tan solo una chispa de luz aportada por el cielo nocturno, que se escurría entre los barrotes de una pequeña ventana.

Los músculos de mis hombros ardían y mis ojos comenzaban a acostumbrarse a la oscuridad de aquella sala cerrada por ladrillos grises, teñidos de un tono azul eléctrico. Mis brazos, convertidos en rastrojos de piel y de carne estaban extendidos, sujetados por unos grilletes y soportando el peso de todo mi cuerpo. Estaba colgado como un mísero saco de huesos. Las piernas oscilaban varios centímetros por encima del suelo. Traté de moverme para desentumecer mi cuerpo, pero un dolor intenso recorrió mi espalda y dibujó una mueca en mi rostro.

Escocía. Clavada en las vértebras de mi cuello, como un cristal introducido en la piel, se hallaba una cadena que se difuminaba en el techo. Forcejeé con mi muñeca derecha, para comprobar, para mi desánimo, que era imposible liberarse de los grilletes. Impávidos, se reían de mis vanos intentos por salir de aquella cárcel de hiel . Entonces, una fuerza sobrehumana comenzó a tirar de todas las cadenas. Como un muñeco de trapo, me movía al son de su música. Ella marcaba mis movimientos, decidía por mí cómo debía de actuar.

Eran las dueñas del juego. Yo simplemente fui una de sus fichas, que o comía o era comida. En el momento en que quisieran dejar de jugar podían quebrantar mi cuello y convertirme en polvo. Y ellas, como yo, éramos completamente conscientes de ello.

Un estruendo retumbó en toda la sala. Antes de que pudiese darme cuenta, una nueva cadena había traspasado mi piel y se había adherido a mi pecho. Las náuseas inundaron mi cuerpo, y la cabeza comenzó a darme vueltas ante un dolor que se extendía como el agua sobre la arena. Entonces me desmayé, cayendo en un profundo sueño.

domingo, 20 de enero de 2008

La Iglesia y el Estado

Las paredes del monasterio retumbaron con los pasos de Guillermo de Baskerville. La roída túnica se movía en el aire de forma sinuosa mientras los decididos ojos del monje miraban hacia el frente, sin pestañear, buscando una puerta. La puerta. Pomo de bronce desgastado por el uso. Madera de fresno resquebrajada por el paso del tiempo, la caducidad del mundo.

Todavía le quedaban tres oscurros corredores por recorrer y luego debía girar hacia la izquierda. Allí la encontraría. El sudor le resbaló por la frente y el cansancio comenzó a hacer mella en sus piernas. Pero debía seguir adelante si quería saber la verdad. Así que intentó caminar más deprisa, intentando silenciar al máximo sus movimientos, para no despertar a los agustinos.

Por fin se alzó ante él la entrada al baluarte de la sabiduría. Aquella mezcla de emoción y de paz hizo que relajara por un momento los dedos de su mano izquierda. El candil resbaló y cayó al suelo con el estrépito que hace un trueno al rozar la tierra. Guillermo se detuvo en seco y trató de apagar el cirio con el pie, sin hacer ruido. Fue entonces cuando escuchó una voz grave al otro lado de la antigua puerta de la biblioteca.

Arigato

Nada. Mucho tiempo sin escribir en el blog pero ahora saco dos minutos porque quiero agradeceros ese viernes 18 de enero. Fue genial. Gracias por estar ahí.