domingo, 1 de julio de 2007

La Noche Triste

Hernán Cortés había dispuesto todo para una retirada honrosa de la ciudad de Tenochtitlán, capital del antiguo imperio azteca. Sus indicaciones eran claras: cada hombre debía coger el peso del que fuese capaz manteniendo la disciplina en todo momento, a fin de facilitar una huida silenciosa bajo la protección de la oscuridad nocturna. Sin embargo, los soldados, dominados por la ambición y el miedo a morir, ocuparon sus sacos y correajes con lo rapiñado durante semanas, dejando incluso las armas abandonadas por acaparar más riquezas. El grupo se preparó para su salida de Tenochtitlán, pero la suerte que había acompañado a Cortés en su periplo le fue esquiva en esta ocasión, pues pronto los aztecas se percataron de lo que estaba sucediendo y con gritos de alarma avisaron al resto de un ejército furioso y ávido de venganza. Les dirigía Cuitlahuac, nuevo jefe guerrero de los aztecas.


La fiereza con la que fueron atacados los españoles y sus aliados indios se resume en escalofriantes cifras de bajas, con más de seiscientos muertos en las filas hispanas junto a varios miles de tlaxcaltecas. El propio Hernán Cortés recibió varias heridas, aun así, la mitad de los efectivos se pudo salvar gracias a la disciplina mantenida por la vanguardia de la expedición, aunque en la retaguardia fueron capturados más de cien españoles y sacrificados ritualmente al día siguiente. El 1 de julio de 1520 pasaría a la historia como ''La noche triste''.

He tomado esta cita del libro de Juan Antonio Cebrián, 'La Aventura de los Conquistadores', para recordar esa noche de hace 487 años en la que la avaricia de los conquistadores españoles fue castigada por la furia de los nativos indígenas que tan solo pretendían luchar por su tierra y por su pervivencia en el mundo. Fue una batalla dura para los conquistadores hispanos que finalizó con unas enormes pérdidas de efectivos, tanto de ellos como de sus aliados. Cuenta la leyenda, que al finalizar el combate Cortés intentaba tomar aliento al pie de un árbol frente al cual terminó derramando sus lágrimas.

El grupo Mago de Oz supo retratar en su álbum 'Gaia' este momento mediante una canción llamada 'El Árbol de la Noche Triste' cuya letra es la siguiente:

Hoy la soberbia hizo violar tu valor,
y la avaricia lamió tu deshonor,
cuánto duele sentir que uno está perdido,
que la amargura se folló a tu destino.

Quitále la ropa interior al dolor,
desnúdate Cortés y dime, ¿qué ves?
Dime qué ves.

Se excita la venganza al ver la erección
que te produce la idea de otra invasión,
creíste tener el mundo a tus pies
y lloras tu derrota lamiéndote.

Recuerda lo que aquí un día perdiste,
Yo soy el Árbol de la Noche Triste.

Sé que tu llanto servirá,
Tarde o temprano,
Para no esclavizar jamás
Al ser humano.

Llora un quetzal y al tiempo,
Rugen los ríos y el viento,
A un colibrí ordena ¡Vete a buscar!
Donde Gaia se esconde,
Que ordene al horizonte
Que eyacule un volcán.

Con esta entrada, finalmente quiero decir que nunca se esclavice a un pueblo en nombre de un dios, una religión, una creencia, una ideología o un color de piel, y que no se aniquile a una sociedad para conseguir sus riquezas; ¿Es que el oro vale más que la sangre y el sudor de una persona?

1 comentario:

Birlo dijo...

Dale a alguien una moneda de oro y sudará y sangrará por ti. Cortés fue otro cabrón que dirigia cerebros vacios llenos de ideas absurdas tales como patria, dios y honor. Al final se demuestra que el dinero es por lo que la gente se mata y la gente muere.